Cimeando 43,00ºN - 4,30ºO ... y alrededores (I)

"Sal tú primero". "No, sal tú mejor".
5 de la mañana en Bilbao.
El coche tiene una capa de hielo importante y hay que esperar un ratito para salir. Al rato, arrancamos rumbo a Sotres. Autovía hasta la salida de Panes y antes de las 8 estamos en la plazuela principal del pueblo mientras comienza a amanecer. Allí hace más frío aún. Estaremos cerca de 0º, quizá por debajo.
Nos miramos, nos descojonamos, ¡a ver quien sale primero del coche! En un arrebato de valentía saco la bici del maletero, pero todavía hay que cambiarse. ¿Por qué no habré venido cambiado de casa? Mi mujer se parte el culo y me dice: "Lo tuyo vale, estás como una puta cabra, ¿pero yo qué necesidad tengo de estar aquí?" Aunque pensando en qué gente puede vivir en un lugar así se nos pasó rápidamente. La verdad que tal para cual, porque ella más contenta que yo todavía es la primera en bajar. Se pone de todo, hasta el punto de que ni se la ve detrás de un gorro, pasamontañas, guantes,... Parece que va a dar el golpe en la tasca del pueblo.
Al poco me decido. Lo mío es peor. Me tengo que despelotar. Me cuelgan hasta estalactitas de los huevos y consigo ponerme el culote en plan saltamontes. Nos miramos. Nos seguimos partiendo el culo el uno del otro viendo cómo damos saltitos de un lado para otro sin parar. Mientras, en ese pueblo no se ve un alma. Si llega a salir algún paisano nos da la cartera.


Un ratito después, en un día perfectamente despejado, el sol hace acto de presencia asomando por los riscos, y mientras ella se va para arriba con sus bastones, yo me voy para abajo con mi bicicleta. ¡¡Vaya dos!! De la plazuela salían dos caminos. "¿Por cuál subo?", me pregunta. "Pues echa a suertes y luego me dices. Tiene que haber una antena y yo tardaré en subir, así que ya habrás bajado para cuando pase por aquí", le digo. Y muerto de frío me voy para abajo, a comprobar empíricamente el punto en el que un ser humano empieza a congelarse.



Jitu Escarandi
Ella va ascendiendo de frente (el otro desvío se veía que no iba a ninguna parte), y yo llego a Poncebos completamente helado.
Las manos no las siento y me tengo que detener un rato hasta que me entran en calor.
Mientras, ella va sacando fotos del tramo más duro de la subida a medida que se dirige hacia la antena.


No hay buena luz para tirar fotos.
El sol le sale de cara y en la montaña se crean dos franjas de luz y sombra muy difíciles de controlar.
Además, la nieve de las cumbres, con el sol plano, sobreexponen en exceso.



En esos momentos, yo ya habré comenzado a subir.
El comienzo de la ascensión es exigente, y además, en frío, con los músculos entumecidos, cuesta arrancar.
La primera parte de la subida es espectacular y eso ayuda mucho.
Es una subida con agua, con sonido de arroyo, de torrentes, de cascadas, .... es un deleite de tranquilidad.
Yo no he bajado cámara y voy apuntando mentalmente los lugares que habrá que fotografiar en la bajada.
El paso por los túneles, un puente cubierto de hielo, los desfiladeros, las aves, ....
Ella llega a la antena...

... y a falta de un poco semillano para coronar ...
... decide darse la vuelta para pillarme en Sotres antes de que yo pase y comienza la bajada.


Casi sincronizados, me ve aparecer en las duras rampas de acceso a Sotres ...

... y aparezco con guantes, con el puf puesto, con el chubasquero de la bajada,
porque aunque llevo mucho subido, todavía tengo frío ...

... y quedamos en vernos en un ratillo con unas palabras al pasar.

La entrada y salida de Sotres son lo más duro de la subida.
En la zona del 20% coincido con un montón de vacas y terneros que tengo que ir echando a voces antes de llegar a ellos.
¡¡¡Ale pa fueraaaaaaaaaaa!!! ¡¡¡Salte vaaaaaca!!!
Obedecen a la primera, se nota que están bien enseñaos.
Corono y me adentro un buen trecho por el camino a Tresviso por una carretera que está en perfectas condiciones.
Doy media vuelta y en el parking en el que comienza el camino para Bejes hay un par de hombres preparándose para hacer senderismo.
Les pregunto si se puede pasar en coche hasta Bejes y uno me dice que sí y el otro que no, que el no lo haría con un coche "pequeño".
También me dicen que esperan que para el año que viene acondicionen la pista hormigonada y conecten con el Salto de la Cabra.
Me bajo a Sotres en busca de mi mujer y allí decidimos subir en coche para que ella vea el tramo que le ha faltado.
La luz es ahora mucho mejor y tiramos nuevas fotos.
Ya no paramos de sacarlas hasta abajo.




















La Hoz, La Hoja, ... ¿y la Hora?
... Llegamos a La Hermida por el desfiladero del mismo nombre (precioso lugar), y decidimos subir hasta Bejes y de allí empezar de nuevo.
En las primeras rampas hay barro, gravilla, polvillo de cemento, agujeros, ...
Eso es demasiado para las ruedas "pijas" y decido poner en Bejes las otras, que para éso las he llevado.
Además, en vez de un ... 23-25-28, las llevo preparadas para las subidas más duras con un ... 23-26-30.
En Bejes, para no perder mucho tiempo, decidimos que voy a bajar para subir La Hoz y luego El Salto de la Cabra seguidos.
Mi chica va a subir al Collado Pelea por "tan solo" 1,6 km de rampones para sacar unas fotos a un colega.
Yo me llevo la otra cámara para retratar el Salto de la Cabra y quedamos en que luego la pillo por el otro camino.
Nos despedimos y ... yo para abajo y ella para arriba.
El descenso de Bejes a La Hermida es un auténtico sufrimiento.
A punto estoy de caerme en varias ocasiones por los botes que doy sobre la carretera.
Lo mejor, la mano. Apenas me duele. Yo creo que el frío la tiene anestesiada.
A 20 metros tengo el desvío para La Hoz. La subida es muy bonita, sobre todo al principio.
Y como no es duro y el solete me da en esa ladera, subo muy a gusto.
Viendo la hora que es no saco más foto que la del cartel del alto.
No había donde dejar la cámara mirando de este lado, y como el cartel estaba en un barrizal, ni metí la bici.
Foto "presencial" y para abajo de nuevo.



Aquí peto la máquina de watios
Llegados a este punto me quito toda la ropa preparado para 10km de los buenos.
No creo que pase frío subiendo ésto.
En la primera rampa, a apenas 20 metros del cruce, me pongo de pie mientras cambio piñones.
Y..... ¡zas! Se me salta la rosca de la piña entre tanto bote.
No debí apretar a fondo la tapa del carrete porque no tengo fuerzas en la mano derecha y, con tanto bache bajando se aflojaría.
Total, que me las apaño como puedo y consigo meter el 23 sin que salte de piñón.
El 26 no iba, y con el 30 se me salía la cadena.
Así que a piñón fijo, con el 34x23, hasta arriba.
La primera parte de la subida no puedo ponerme en pie entre tanto barro y gravilla.
Pero pronto hay un buen descanso y puedo relajar los riñones.
En este tramo "llano" voy muy despacito con el 34x23 y tras pasar un puente a derechas comienza otra vez lo duro.
Aún así, hasta Bejes se hace más llevadero porque puedo ponerme en pie, ya que el piso mejora "bastante".
Tampoco era muy difícil mejorar lo anterior.
En Bejes tengo el coche, pero no me apetece meter las ruedas buenas por ahí ni cortar la subida, que está siendo muy entretenida.
Así que tiro para delante con todo metido. Con todo lo que tengo, claro.
Desde el paso por el pueblo hasta una zona arbolada en la que parecía que el hormigón terminaba me cruzo con varios todoterrenos.
Y a partir de ahí, la cosa se pone seria.
En cada bache la piña suena como un cencerro y me temo que se salte el 23 en cualquier momento, así que balanceo la bici lo menos posible y solo me pongo en pie para relajar unos segundos.
En una recta larga veo al final a un tractor atravesado que está siendo remolcado por un Lada Niva.
Me temo que no voy a poder pasar y aminoro la velocidad para darles tiempo a maniobrar.
Libro por los pelos y tengo que pasar la herradura, ¡salvaje herradura!, por el interior y con el 23!!!
Una pena no tener foto del momento porque allí no me podía soltar.
Me vienen a la cabeza la máquina de medir watios.
Ahí la peto!!!
Salgo de la herradura y me siento. Cojo aire y sigo con las piernas como rocas.
Voy viendo como baja el convoy y cómo salvan a un todoterreno que venía tras de mí.
Eso parecía la M30 en hora punta.
Y tranquilo, suave suave, llego a donde termina la pista y se convierte en un caminito de cabras.
Allí, las vistas son majestuosas.
El día completamente despejado y diviso hasta ...... el mar.
Un CIMÓN!!! La vida puede ser maravillosa!! CIMÓN!!
En la bajada me pongo a hacer fotos a tutiplén, aunque con la cámara "de juguete".






El Sol ya comenzaba a esconderse tras la montaña.





Mi mujer estará por allí enfrente.
El Collado Pelea es aquella loma cóncava de la izquierda.







Ahí está Bejes, esperando.
Como esperando estaba mi mujer.
Había llegado hacía ya bastante tiempo con el carrete lleno de fotos de la subida al Collado Pelea.
Si no hubiese llegado, me habría ido para allí pero mejor así.
Yo tenía las piernas destrozadas y era ya muy tarde.
Piedrasluengas tendría que esperar a mañana y el Collado Pelea .... ahí seguirá. ¡¡Volveré a por él!!
¡¡¡CIMÓN!!! ¡¡¡CIMÓN!!! ¡¡¡CIMÓN!!!
Quien coño pide a Raúl. La cabra selección!!!!
¡¡¡CIMÓN!!!



¡¡Vaya pared!!
En la bajada hacia La Hermida divisé el comienzo de la subida al Collado Pelea.
Desde Bejes se apreciaba el desfiladero. Muy estrecho.
Lo primero que pensé: "¡Qué poco tienes que querer a tu mujer para dejarla ir por ahí sola!"
Pero qué cojones!! Es la señora de Pie!! Tiene más huevos que la pollera del mercado!!
Bajando de Bejes, en la primera curva, tras el puente, comienza la subida.


Primer tramo tras dejar el puente a la izquierda.

La misma rampa vista desde arriba con Bejes al fondo.

Cemento muy rallado y estrecho.
Puff!! A ver quien haces eses ahí!!

Este tramo es visto de arriba.
La pendiente se intuye, aunque según ella, imposible captar "lo que era".
La estrechez de la vía imposibilita el cambiar de punto de vista.

El piso casi helado.
De todas formas, yo no habría podido subir así.

Terrible tramo!! La recta puede ser desmoralizante.

Tras la recta, esta curva. Peor todavía!!!

El mismo tramo "recto" e interminable visto desde arriba. ¡Bestial!

Más tramos...

Ya se nota la pendiente que traemos y en la curva se acentúa.

El tramo del quitamiedos visto desde la curva.

La misma zona vista desde arriba.

Esta ese se nota que es la rehostia.

Y sigue más y más y más ....

Se aprecia un ligero "descanso".

Las vacas también han estado por aquí.

¡¡Más madera!! ¡¡Más madera!!

La misma curva vista desde arriba.

Basta con fijarse en lo cerca que está la casa y qué alta queda.

Vista desde arriba, la pista desaparece. ¡¡Durísimo!!

Y sigue subiendo más.

Aunque se ve que no afloja.

Parece que empezamos a ver el final.

En ésta se pudo abrir un poco y la perspectiva es... espectacular!!!

Seguimos todo de frente.

Tras la caseta tenemos esta curva.

Y al superarla se ve ésto .....

y esta brutalidad para la que no hay adjetivos con el piso ya muy deteriorado.


Y lo que son las cosas.
Aquí se le acabó la batería de la cámara.
Justo en el momento en el que el hormigón rallado se convierte en gravilla compactada, imposible para la flaca.
La fortuna nos sonrió por esta vez.
Ella siguió hasta arriba porque quedó maravillada.
Al reunirnos en el coche estaba emocionada y no paraba de decir que le parecía imposible subir en bici por ahí.
"¡Pero si se tiene que caer uno para atrás!", me decía.
El lugar le pareció precioso y hubiéramos vuelto a subir para que yo lo viera si no se nos fuera a hacer de noche en media hora.
Al tiempo, yo contándole las peripecias del Salto de la Cabra.
El problema del 23, el tractor trancao en la herradura, las vistas de la cumbre.
Nos fuimos para el Hotel Rural pasando antes por Potes para conocerlo.
.... pero no podíamos cambiar de tema. Las dos subidas.... ¡¡SUBIDÓN!!

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