Pagasarri a la carrera

Solamente he participado una vez en una carrera de montaña. Fue el pasado mes de noviembre en la Xtrem Finaga de Basauri. Pero este sábado estoy inscrito en una prueba que son palabras mayores, con un desnivel bestial en solo diez kilómetros. Como entrenamiento final, sobre todo para saber si estoy capacitado para correr del tirón en tanta pendiente, me subo al Pagasarri desde casa.



Nada más salir, en la primera cuesta que va hacia Miribilla, se me han disparado las pulsaciones a 170. A ese ritmo no hay nada que hacer y he tenido que relajarme un poco y mantenerlas en 155-160. Los dos primeros kilómetros, hasta llegar a San Adrián, las he mantenido en ese corchete pero, tal vez por haber calentado ya, a pesar de tener un par de buenos muros en Larraskitu, se me han estabilizado en 150.


Ya más tranquilo, he puesto ritmo de llegar arriba sin parar. En Iberdrola coincido con un betetero que también sube al Pagasarri y, en los tramos de más pendiente, noto que recorto mucho la distancia que me lleva y empiezo a tomarlo como referencia aunque se me vaya en la parte suave antes de llegar a la barrera. De ahí para arriba, con 20%s muy menudo, me anima y entretiene mucho tenerle siempre a unos metros de distancia y casi llegamos juntos a la cima.


Con mucha moral, llego arriba sin parar ni un instante. Lo justo para tomar una foto y dar media vuelta regresando por el mismo camino de subida. La bajada es más relajada de pulso aunque cuesta muscularmente en las pendientes más fuertes.

Al final son 15,20km y 658 metros de desnivel acumulado. El sábado serán más de 800 metros en solo diez kilómetros, lo que indica claramente que las rampas van a ser durísimas. Viendo los tiempos que manejaron el año pasado, creo que tengo la última plaza reservada. Eso sí, si lo hago con cabeza, no creo que tenga que caminar ni un solo instante que es lo que me interesa.

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