Dos subidas excepcionales

El día de hoy amanece como una auténtica incógnita. Teníamos un plan muy guapo con unos cuantos puertos de la zona de Argèles-Gazost pero todo apunta a que vamos a hacer una salida unipuerto. Hemos dormido en Sainte Marie de Campan y nos trasladamos a los pies de Hautacam sin mucha prisa.



Decidimos hacer Aubisque por su vertiente de Soulor. Es uno de los grandes puertos pirenaicos y Javier no se puede ir sin hacerlo. De entrada aparece cubierto pero tengo la esperanza de que se vaya abriendo a medida que subimos.


Tras los primeros kilómetros, llegamos a la zona de semillano que precede a Arrens-Marsous. Empiezan a aparecer claros y todo apunta a que las vistas desde arriba serán espectaculares.


Localizamos una fuente de agua fresca en Arrens gracias a las indicaciones de un paisano al que le pregunto. No es muy habitual encontrarse buenas fuentes en el país vecino, así que esta queda apuntada para otras veces.


Comenzamos la parte más dura de la ascensión al col de Soulor en las mismas calles de Arrens. Llevamos un ritmo suave, con idea de no hacer más puertos que el Aubisque.


Este puerto es precioso y, en cuanto sale el sol, ya ni te cuento. Son siete kilómetros a un 8% constante que, sin ninguna dureza previa, se hacen fáciles.


Los tres últimos kilómetros son lo más interesante. Aparece la imponente estampa del circo de Litor, por donde nos adentraremos para seguir hacia el col d´Aubisque, y empezamos a ver ciclistas que bajan y campistas con sus autocaravanas aparcadas cerca del alto.


Bueno, ha costado un poco más de la cuenta pero llegamos al col de Soulor. Es mediodía y se está de cine en la cumbre.


Apenas nos detenemos un minuto y descendemos en busca del Aubisque. Este tramo es emocionante ya que las vistas son alucinantes.


Dejamos pasar a un par de autocaravanas y tiramos para arriba. Ya solo nos quedan siete kilómetros pero con un desnivel muy pobre. Tan solo los dos kilómetros finales tienen algo más de pendiente.


Pasamos bajo los dos túneles. En el largo toca mojarse un poquito pero la temperatura que tenemos permite disfrutar de los goterones.


Son más de treinta kilómetros de subida y Javier me confirma que no habrá otra más. Incluso me cancela la corta ruta que teníamos preparada para mañana por tierras vascas. Creo que hoy dormiré en casa.


Aprovecho que hace un día cojonudo, y que subimos muy tranquilos, para fotografiar este puerto desde todos los puntos de vista posibles. La próxima vez que venga por aquí ya no va a hacer falta que tenga el dedo tan alegre.


Coronamos el col d´Aubisque y no puede faltar la típica fotografía de las bicicletas gigantes del Tour frente a los picos de Gourette.


Descendemos de nuevo hacia el Soulor y no puedo dejar pasar la oportunidad de sacar una foto guapa del tramo de carretera que discurre por el circo de Litor hasta el col.


El descenso nos lleva a Arrens y volvemos a rellenar bidones. En la bajada, Javier me dice que puede intentar hacer uno de los dos lagos, siempre que no sean subidas muy fuertes. Tengo más interés por hacer el Lac du Tech, que no lo conozco, y le cuento una pequeña mentirijilla para que se anime. Venga! que solo son 300 metrillos de desnivel y sin ninguna rampa!


Ya de entrada empiezan las rampas de doble cifra. Mi mentirijilla está quedando al descubierto nada más empezar.


La subida va ganando en belleza a medida que profundizamos en la cabeza del valle. Javier no camina bien y le voy cantando la distancia que queda por el GPS para que no se desanime. Aunque creo que el espectáculo visual que estamos disfrutando hace el trabajo duro por mí.


El susurro del agua nos acompaña. Ganamos altitud con rapidez y el arroyo va quedando muy bajo a nuestra izquierda.


¡Buff! ¡Qué descubrimiento de subida! La curiosidad empieza a ser demasiado fuerte como para que las rampas que nos vamos encontrando supongan ningún impedimento.


Son siete kilómetros hasta la presa y la estampa que nos regala es maravillosa. Nos metemos andando hasta la mitad para tener la toma buena del embalse.


La carretera parece que continúa por el fondo del embalse. Javier me dice que se planta aquí y, si me apetece, que siga hasta el final de la subida. El rodeo del embalse es llano y, disfrutando un montón del paisaje, seguimos hasta la zona de acampada.


Ya en solitario, sigo ascendiendo y disfrutando muchísimo del entorno. El torrente baja con fuerza y la pendiente también se envalentona en algunos tramos.


Camino del Porte de Arrens, son otros tres kilómetros desde el Lac du Tech. Me pasan varios coches, lo que indica que tiene que haber algo turístico al finalizar el asfalto.


Y así es. La subida concluye en el Pla d´Aste. Un montón de rutas de senderismo, por lo que parece, perfectamente acondicionadas, parten desde un aparcamiento que se encuentra petado de coches.


Veo que la carretera sigue para arriba y por allí que me meto. Pero ya solo son un centenar de metros hasta las instalaciones de la central hidroeléctica.


Empiezo a bajar tras un rato y, en los primeros metros, me cruzo con Javier que ha decidido concluir la subida. Le espero a que corone lo que le queda y bajamos hasta Argèles-Gazost para dar por terminado este fin de semana pirenaico.


El viaje de vuelta a casa siempre es lo peor de un viaje y, en esta ocasión, no iba a ser menos. Se hace bastante cansino. Pasamos el atardecer junto al Cantábrico y llegamos a Bilbao ya de noche. El fin de semana no ha sido lo que teníamos previsto pero, más allá de la decepción del Everest, espero que Javier se quede con lo bueno. Yo así hago siempre. Aprendiendo de las experiencias y disfrutándolas, se aprende a disfrutar más de las próximas.

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