Una semana después, regreso a la piscina de La Alhóndiga para afrontar una dura prueba: hacer tres mil metros del tirón. Nadar en el mar, y además con neopreno, es un handicap que juega en mi contra y que lo hará más difícil todavía.
Los primeras diez largos no me han costado casi nada. De hecho, han pasado muy rápido. A partir del largo número quince ya me ha empezado a trabajar la cabeza y la he tenido que poner en modo off. Mientras, Amaia a lo suyo. Es un puto pececito.
Me ha doblado dos o tres veces para cuando he llegado al largo treinta. No pensaba que llegaría tan cómodo y he seguido haciendo hasta el cuarenta, un punto en el que pensaba antes de empezar que me tendría que plantar.
Pero ya que estaba, pues he seguido dándole y, cada vez, con más ganas. Amaia ha hecho su largo número sesenta cuando yo he completado ocho menos. En tres kilómetros me ha sacado cuatrocientos metros. Por no quedarse parada esperando a que yo terminara, ha llegado al setenta, la Esther Williams ésta de las narices. Mis sesenta largos me han sabido a gloria después de dejar el récord parado hace tres meses. He terminado cómodo y sin sensación ninguna de cansancio, algo que me parece asombroso cuando llevo solo tres meses y medio nadando.
| - 60 x 1 (50 m). crol. |
Total: 3.000 metros |
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