Otro mito que se cae

Por fin me puedo meter a nadar en el mar sin pasar nada de frío. Nos acercamos a la playa de Ereaga a eso de las cinco de la tarde, con la pleamar a punto, y estreno el neopreno que me acabo de agenciar en las rebajas con un 50% de descuento. Después de esta sesión de natación, la primera impresión está clara: se me acaba de caer otro mito, el de la técnica de los triatletas en esta disciplina.



El caso es que es Amaia la primera en nadar y hace otros 1.400 metros. Tarda un poco más que la otra vez pero es normal ya que el mar está bastante picado y en la ida desde el rompeolas hacia el puerto viejo de Algorta parece que no avance. Termina tiritando, no me extraña.


Llega mi turno y la entrada al agua es una delicia. Pero lo que más me llama la atención del neopreno no es que me quite el frío, con eso ya contaba. Lo más increíble es que se flota. Tanto hablar del estilo de los triatletas y va a ser que ni estilo ni gaitas. Así cualquiera se mantiene horizontal en el agua. Bueno, en el agua no, sobre el agua. Por eso alguno parecía un fuera borda. Solo hay que ver la foto de arriba: voy horizontal como una tabla sin esforzarme en ello.

La sesión termina nadando lo mismo que Amaia, más o menos porque ella no ha llevado el GPS en el kayak. En cuanto le cuento que flotaba solo, sin esfuerzo, se lleva un chasco muy grande. Para algo en lo que ella domina y el material quita mérito a la técnica. Aún así, estoy muy contento con mis progresos e intentaré seguir mejorando en ella. Lo uno no quita para lo otro.

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