Cambio de aguas

Hoy me pego un buen madrugón para hacer una brevet independiente de 200km pero, en cuanto asomo la cabeza por la terraza, se me quitan las ganas. Está lloviendo y la temperatura ha pegado un bajón importante así que, como para la tarde dan mejoría, decido cambiar el agua de la lluvia por el de la ría de Bilbao y adelantar el plan que tenía para mañana: ida y vuelta en kayak hasta Rontegi.



Después de comer, a eso de las tres de la tarde, salgo de casa con el kayak a cuestas. Hace fresco y tiene pinta de llover, pero hay buena previsión para esta tarde y hay que aprovechar que la pleamar es dentro de un par de horas. Bajo a la ría con un bidón de agua para hidratarme, con el GPS para tomar bien las distancias y, por primera vez en el kayak, con el MP3. Son más de 16km de ruta y eso son varias horas, así que prefiero mantenerme distraído como cuando se hace carrera a pie en solitario.

La ida la hago con viento contrario y con la marea subiendo, así que también con corrientes en contra. Bueno, esto habría que analizarlo bien porque, aunque el pequeño oleaje de superficie se note que va en mi contra, hay zonas en las que se siente que las corrientes de agua dulce conducen al mar. No estoy muy seguro de ello pero se dibujan estelas en el agua que me hacen pensar así.

Hasta el Museo Marítimo no tengo ningún problema pero, a partir de ahí, me empieza a molestar mucho la zona lumbar. Está claro que he dejado pasar demasiado tiempo en este deporte y ahora me molesta todo aquello a lo que ya me había acostumbrado. Aguantando como buenamente puedo, llego a Rontegi con una hora y tres cuartos transcurridos para 8.250m.

Doy media vuelta bajo el puente de Rontegi y me meto unos metros por el río Asúa para bajarme en un pequeño embarcadero que hay en el camino de Playabarri. Más de hora y media sin cambiar de postura es demasiado y, sobre todo, necesito echar un meo o exploto. Aprovecho para estirar bien la espalda y para relajar los lumbares. Solo son cinco minutos pero me vienen de cine.

Continúo con la remontada de la ría y se nota que el aire me pega favorable porque empiezo a pasar calor. Además, sale el sol nada más dar la vuelta y calienta bastante. He salido con dos camisetas y ya me sobra una. El aire y la corriente empiezan favorables pero, con la llegada de la pleamar, empiezo a notar que la corriente cambia de signo y empiezo a acusar el cansancio.

Llego a Deusto bastante entero pero con ganas de ir acabando. Todo el tramo bilbaíno lo hago con una cadencia más baja que hasta entonces porque la espalda ya está demasiado cargada y no dejo de ir moviendo el culo para delante y para atrás. Menos mal que llevo música y aprovecho los ritmos cañeros de Metallica para dejarme el resto hasta el puente de San Antón.

Al final,  me sale una sesión de 16,5km y 03h25´. Teniendo en cuenta que hay doce kilómetros desde casa hasta el Puente Colgante y solo un kilómetro más hasta la playa de Ereaga, se puede decir que he hecho un descenso de la ría completo y un tercio de subida. El objetivo era hacer ida y vuelta hasta la playa de Getxo para final de año pero, visto lo visto, igual lo consigo antes.

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