Con vistas a la marcha de montaña del próximo domingo, no hay mejor preparación que volver a subir al Pagasarri corriendo. Son más de 15km entre la subida y la bajada, como para pasar un buen rato en esta fresca mañana.
Esta vez no me llevo el GPS ni el pulsómetro y no puedo comparar con la vez anterior que subí hasta la cima a la carrera pero, por sensaciones, creo que no hay color y que me ha costado mucho menos y subiendo mucho más rápido. Se nota que llevo tiempo corriendo y que no paro entre una cosa y otra.
Me ha gustado mucho el descenso. He bajado por el camino del atajo, no por la pista, y también noto mejoría en la técnica de carrera en montaña. Voy quitando el miedo a tropezar y eso, aunque por un lado está muy bien, también me asusta un poco. Ya sabemos que, cuando se pierde el miedo, se empieza a hacer tonterías.
Lo que tengo claro es que, viendo que tampoco me lleva demasiado tiempo subir y bajar al Paga, va a ser algo que voy a hacer más a menudo. Me puede dar mucho juego y hay múltiples variantes en los recorridos.
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