La ruta del vino y del pescado

Hoy tenemos el ataque a un nuevo récord de distancia para que Amaia se acerque a las cifras del maratón y, hasta última hora, no hemos tenido muy claro por dónde ponernos a correr. Escapando de una ruta conocida y de un ida y vuelta, resulta difícil en Bizkaia encontrar muchos kilómetros llanos para montar una circular que no pise demasiada carretera. Recordando viejas rutas de senderismo, me pongo a buscar senderos de Urdaibai y encuentro el GR-38 que va desde La Rioja hasta Bermeo en la llamada 'Ruta del vino y del pescado'. La etapa 7 que empieza en Gernika nos viene al pelo (aunque con algo de desnivel) y coincide con un tramo precioso que hice en bicicleta hace un par de semanas. La vuelta, siguiendo el PR-BI-160 'Caminando a la sombra del txakoli', la hicimos hace unos años, ya la conocemos y nos apetece recordarla.

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Ruta del vino y del pescado Gernika 37 km 960 m+ IR


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Llegamos a Gernika pasadas las 09:00 de la mañana, algo más tarde de lo deseado. Aparco el coche detrás de la Casa de Juntas, en un aparcamiento libre de OTA de la zona alta. La temperatura es buenísima para correr y nos ponemos en marcha.


Bajamos unos metros y me doy cuenta de que el final puede hacerse duro porque habrá que subir hasta el coche. El inicio es al contrario de la marcha guerniquesa que hice hace unos meses, por carretera vecinal perfecta y sin ningún tráfico.


Nos dirigimos hacia las canteras de Forua en cómoda charla. El ritmo que marcamos es bastante tranquilo porque el día se va a hacer largo.


Empezamos a subir hacia Errigoiti por una pista cementada que va cruzando el bosque. No pasa nadie y disfrutamos de la ruta. La pendiente se nota pero acabamos de empezar.


Vemos el alto de Bizkargane, nuestra primera cota del día. El día empieza a nublarse bastante pero se está de vicio por estos lares.


Enlazamos con una pequeña carretera que se dirige a Errigoiti por la izquierda y seguimos por la derecha con idea de tomar una pista de bajada a San Cristóbal.


Pero todavía nos queda un poco de desnivel hasta llegar al barrio de Bizkargane, una sucesión de baserris desperdigados por el monte.


Esta parte es muy tranquila y la hacemos disfrutando de las vistas del interior. La carretera es más bien llana, con predominio descendente y se corre muy fácil. No pasa nadie.


Llegamos a las últimas casas y la carretera se acaba y se convierte en una pista con muchas ramas caídas. Esto no entraba en mis planes porque quería ir siempre corriendo por asfalto. En ocasiones, los programas para realizar tracks para el GPS te juegan estas malas pasadas si no lo revisas bien y, con las prisas de la salida, no me dí cuenta de esta faena. Deberíamos haber rodeado un poco manteniéndonos siempre en el asfalto.


El tramo no es muy largo pero nos corta un poco el ritmo de carrera. Hay momentos en los que tenemos que trotar y otros en los que nos tenemos que resignar a ir caminando con cuidado porque hay bastante barro y venimos con calzado de correr por asfalto, no con zapatillas de trail.


La cosa no pasa a mayores y alcanzamos la carretera del puerto de Paresi, aunque algo más abajo de lo que tenía pensado hacer. Bueno, no importa. Desde aquí ya es el mismo terreno que hice en bicicleta de carretera hace unos pocos días.


Cruzamos este rincón de Busturia para irnos a buscar la carretera que sube a Larrago, con el Sollube siempre en la cabeza.


Empezamos a subir poco a poco. Nos reímos del tramo que acabamos de pasar pensando que no ha sido nada. Con las zapas de running nos podríamos haber cargado la salida pero, dentro de lo que cabe, ha habido mucha suerte.


La pendiente de esta subida se hace notar. Hay que alcanzar una cota por encima de los 300 metros en pocos kilómetros y eso no es cómodo para la carrera.


Vamos dejando atrás las casas rurales que abundan por aquí y la parte alta se acerca con las piernas bastante castigadas. Superamos los diez kilómetros con más de 600 metros de desnivel positivo, algo fuerte para la carrera y más para un día en el que hay que batir un récord de distancia.


Llegamos a Larrago muy bien. Amaia ya tiene un nivel suficiente como para no sufrir con estas salidas. Las vistas de Urdaibai son preciosas desde aquí.


Nos queda un tramo de ligero descenso antes de dejarnos caer hacia Bermeo durante unos cuantos kilómetros de bajada.


Pasamos el arroyo de Artibas y cogemos carretera hasta Bermeo. Son un par de kilómetros casi llanos pero que siguen apuntando para abajo y se hacen a gran ritmo.


Llegamos a Bermeo y no pillamos una lata de cocacola y un par de mandarinas en un supermercado para tomar el avituallamiento en el puerto.


La fortuna nos sonríe y sale un sol muy rico que se agradece en esta parada. Llevamos 20km durillos y hay que retomar fuerzas.


Nos vamos a poner en marcha y, al empezar a trotar, me molesta algo en el bolsillo. Se me ha olvidado sacar las mandarinas y me las tengo que comer antes de partir.


Dejamos atrás la otrora localidad pesquera porque casi no la reconozco con tanto barco deportivo. La salida pica para arriba durante un buen trecho.


Empezamos a divisar la bocana de la ría. Urdaibai es un paraíso y nos lo vamos a topar de cara para disfrutar este recorrido de vuelta.


Hemos diseñado la vuelta bordeando toda la costa. Mundaka es la primera localidad por la que pasamos.


¡Menudo espectáculo! Mar y montaña unidos en una bellísima postal. Las montañas nevadas al fondo son un deleite para los ojos. El lugar es de una belleza impresionante.


Resulta difícil abandonar este lugar. Seguimos corriendo ensimismados por lo que estamos contemplando. Hemos venido muchas veces pero nunca estaba tan bonito. El contraste del mar y las montañas nevadas es una pasada.


Seguimos camino de Sukarrieta y pasamos el momento malo de la jornada. La sucesión de cuestas pasa factura, sobre todo, en la moral. Aún queda mucho para llegar y ya llevamos suficiente carga en las piernas.


Tomamos las pistas que escapan de la carretera y que no cesan de subir y bajar. A la carrera, esto supone mucha dureza enmascarada.


Dejamos atrás la casona de colonias de la BBK y seguimos el camino marcado del PR-BI-160. Nos encontramos con una manada de gente enorme que viene en sentido contrario, tal vez de alguna marcha organizada.


El paisaje sigue siendo espectacular y nos permite distraer el pensamiento de lo que todavía queda para llegar a Gernika.


Hay momentos en los que tenemos que salir a la carretera principal pero casi siempre tenemos acera para ir por ella.


Nos volvemos a desviar por la pista que rodea Torre Madariaga, ya en Busturia. Notamos que empieza a levantarse un incómodo aire de cara.


A partir de aquí, ya no nos vamos a separar más de la carretera principal. Hacemos unos metros por el bidegorri antes de volver a situarnos en la acera.


El sube y baja no cesa. Estos toboganes se pasan fácilmente cuando vas en bicicleta pero se hacen machacones yendo a la carrera.


Llegamos a Forua entre ráfagas de aire más intensas que nos dificultan mucho más el tramo final. Vamos un poco secos y esperamos con ansias la llegada de la fuente que hay en el paseo de entrada a Gernika.


El récord está conseguido y el objetivo de 35km también. Aún así, nos quedan dos kilómetros más hasta el coche pero ya solo hay sonrisas. ¡Esto está hecho!


Como esperábamos, la subida hasta el coche se hace algo durilla. Completamos 37km con un desnivel más propio de una carrera de montaña que de una prueba de running. Mejor, así el intento de maratón del mes que viene resultará más fácil.

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