VIII. Marcha amescoana

Hoy tengo una marcha a la que le tengo unas ganas especiales. He estado inscrito varias veces y, al final, nunca he terminado de aparecer en la salida por las condiciones meteorológicas adversas. Este año parece que sí, hay muy buenas previsiones para este fin de semana.

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VIII. Marcha amescoana Eulate 45 km 1100 m+ IR


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La salida es a las 07:00 de la mañana y hay que recoger la txartela de control en el frontón de Eulate. Como he dormido en el coche a escasos metros, me vale con llegar unos pocos minutos antes de la hora.


Salimos a la hora señalada con total puntualidad. No me apetece salir detrás y andar los primeros kilómetros entre la muchedumbre, así que salgo al principio. Pero me doy cuenta de que no he puesto pilas nuevas en el GPS y tengo las gastadas de la etapa bicicletera de ayer, con lo que me tengo que parar a cambiarlas y acabo saliendo el último, tras todo el gentío.


Por suerte, la primera pista es bastante amplia y pongo un buen ritmo de marcheta para ir pasando al grupo principal. Me gustan mucho las marchas pero no las aglomeraciones del principio. En un par de kilómetros ya tengo aire suficiente como para empezar a sacar fotos del entorno sin estorbar a nadie al pararme.


Antes de llegar a San Martín, ya me puedo poner a correr. Se me hace muy aburrido ir andando por pistas tan largas y, en cuanto me quedo solo, prefiero correr y correr.


Estamos en el fondo del valle y me sorprende mucho este tramo, tan oculto cuando se va por la carretera.


Giramos hacia Zudaire y empieza a asomar el sol por la parte alta de la sierra. Me da que hoy va a hacer calor de verdad.


Sin parar de correr por estos tramos tan favorables, dejo atrás Zudaire para llegar a la zona baja del Nacedero del Urederra, donde cruzamos el río.


Se inicia una suave subida hacia Baquedano y, por una pista magnífica, sigo a la carrera hasta el primer avituallamiento de Zufieta.


Llego a sellar a las 08:40 y me tomo un bollito de chocolate que nos dan y un vaso de agua fresca antes de empezar a subir a la única cumbre de la marcha: Krezmendi (1.118m)


La subida es muy cómoda de inicio por una pista de tierra compactada. En el avituallamiento me he quitado el cortavientos porque ya se nota la subida de temperatura.


La parte central es un poco más incómoda por una trialera, pero enseguida se alcanza una planicie por la que disfrutar del entorno más sosegado.


La parte final se empina mucho pero son solo unos pocos metros hasta alcanzar el buzón de la cima y disfrutar de las inmensas vistas que ofrece esta cumbre.


No hay más. Salvo una pequeña subida en el final de la marcha, todo es descendente, por un terreno muy cómodo para la carrera.


Solo hay unos pocos metros un poco complicados entre las rocas de la parte alta pero que, gracias al marcaje de la marcha, uno se olvida del GPS y se limita a seguirlas.


Una vez dejada atrás esta parte en la que hay que guiarse por el marcaje, la cosa se pone muy fácil y ya no me detiene nada.


Cuando el terreno lo permite, prefiero pisar el verde antes que el piso más duro de las pistas. Correr sobre semejante alfombra es una auténtica gozada.


La parte alta del Nacedero del Urederra es espectacular. Se aprecia una cascada tremenda y el día es inmejorable para su disfrute.


Llego al segundo control, que está situado en Ubaba, a las 10:28. En este nos ofrecen una lata de cocacola y hay sacos de pan para prepararse un buen bocata de chorizo, salchichón, queso o chocolate. Con semejante almuerzo, me quedo un buen rato disfrutando del solete junto con tres o cuatro compañeros de marcha con los que voy coincidiendo en los controles.


Salgo degustando una cuñita de queso que está de muerte y, en cuanto me la termino, vuelvo a ponerme a la carrera sin parar hasta el siguiente control, doce kilómetros más allá.


Si toda la marcha está siendo idónea para la carrera, ésta ya es una delicia. Casi siempre voy por la alfombra verde en vez de por las pistas.


Ya voy más de treinta kilómetros y me encuentro de maravilla. Se ve que estoy haciendo muy bien las cosas y que mi estado de forma está mejorando mucho en las últimas semanas.


Dejo atrás la carretera del puerto de Urbasa y hay un tramo precioso en el que se atraviesa el bosque. Por aquí aún no hay brotes verdes y las ramas están peladas.


Tras una pequeña subida, un ligero descenso me deja en el control de Ustalaza, a donde llego a las 11:50.


En este avituallamiento me ofrecen chocolate y unos gajos de naranja, aunque lo que mejor entra es el agua fresquita de los bidones. Queda algo menos de ocho kilómetros y ya está casi todo hecho.


Para regresar a Eulate, hay que ascender primero a la zona de Peña Ancha. Empieza a aparecer algo de barro, algo que ya me han advertido en el control.


La abundancia de hoja caída me hace ser muy prudente en la bajada porque es fácil torcerse el tobillo por una mala pisada con alguna piedra escondida.


Pero es una bajada muy corta y enseguida se vuelve a una pista más corredera, ya con el valle a la vista una vez que se deja atrás Larraona.


Camino de Aranatxe, meto el pie hasta el tobillo en varios charcos de barro. En uno de ellos se me sale la zapatilla mientras voy al trote.


Eulate está a la vista desde hace un buen rato y llego a sellar a las 13:00 horas exactas, seis horas después de la salida para estos 45,5km con escasos 1.100 metros de desnivel positivo acumulado.


En el frontón hay un último avituallamiento con agua, cacahuetes y una especie de bollito de chocolate con crema. También hay servicio de masaje. Aunque no es plan de coger la vez, me vendría bastante bien para la etapa de 300km que me espera mañana.


Termina mi participación en esta marcha con muy buen sabor de boca. Es una marcha muy fácil por un entorno precioso. Los avituallamientos están muy bien tirados, como si fuera desayuno, comida y merienda por lo de el orden de bollería, bocata y fruta. Y todo ello gratis, con diploma final incluido. Así da gusto. Y seguro que vuelvo.

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