Ya queda menos para empezar con los retos más exigentes del año y regresa una antigua preocupación que, en realidad, nunca se ha ido definitivamente: los gemelos. Esta vez es el derecho, el que más guerra está dando en los últimos tiempos.
Salimos a correr por asfalto a primera hora de la mañana con los diez kilómetros habituales como plan del día. Pero antes de salir de casa, ya siento muy cargado el gemelo derecho, hasta el punto de notar ligeros pinchazos al caminar. Hacía tiempo que no lo necesitaba y decido tomarme un ibuprofeno para mitigar las molestias antes de salir.
Empezamos a correr y tengo una sensación extraña, como de romperme en cualquier momento. A medida que voy calentando, esa impresión va cediendo y puedo hacer los diez kilómetros con normalidad. Lo malo es que no sé si hay dolor o si soy yo el que no lo siente por acción del ibuprofeno. Cuando esta tarde se me pase el efecto y vuelva a caminar para ir a la sesión de piscina, veré cómo va la cosa. Menos mal que para la bici no me molesta nada.
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