El descenso de la ría de Bilbao en kayak es uno de los objetivos más interesantes que tengo este año. Lo he ido aparcando mucho tiempo porque apenas he podido darle a las palas. Revisando un poco el blog, en todo 2.013 tan solo lo he cogido un día. El verano se ha retrasado mucho en Euskadi y, para cuando ha empezado a hacer bueno, ya estaba con los temas bicicleteros.
| XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
| Descenso de la ría | Bilbao | 15 km | - m+ | IR |
Esta mañana he dejado el coche en Neguri a primera hora y he remontado la ría a la carrera, haciendo una Las Arenas - Bilbao independiente en toda regla. Me han salido 15km de recorrido, algo más de lo que tenía pensado. Las fotos de esta entrada las he hecho corriendo, por eso apuntan todas en sentido inverso. Me he retrasado un poquito con la salida y llego a Bilbao, acompañado en la parte final por Amaia, con la pleamar ya pasada. La acompaño a hacer las compras del día y salgo de San Antón rondando las 10:45 horas.
La primera parte, en la que se cruza Bilbao completamente, es la más resguardada del aire y la superficie de la ría parece una tabla de planchar. Es un tramo fácil y que se hace muy cómodo. Además, por aquí las fuerzas están intactas y la postura todavía no molesta.
Ya están quitando las txoznas de fiestas pero El Arenal todavía está ocupado por ellas.
El tramo de Uribitarte me convierte en objetivo de los turistas y son varios los que me apuntan con su cámara. Aún sorprende mucho ver a gente disfrutando de la ría, aunque cada vez se ven más piragüistas.
Llegado al puente de Deusto hay un pequeño giro que me posiciona con el aire en contra. Los edificios ya no protegen tanto y se nota mucho. El día está muy tristón y empiezo a tener algo de fresco porque solo llevo el bañador y una camiseta de licra.
Ya solo quedan unos días para que el Athletic juegue su primer partido en el nuevo San Mamés y el estadio parece que va a llegar a tiempo.
El tramo que va de Euskalduna hasta el final de la península de Zorrozaurre se hace bastante largo. Al llegar a la confluencia del Canal de Deusto me encuentro con un oleaje bastante molesto.
El paisaje urbano deja paso a uno más industrial. Ya queda poca fábrica y, con el más que probable final de La Naval, todo esto solo lo veremos en los libros de Historia.
Al puente de Róntegi llego con frío. Con el aire de cara y con un oleaje importante para estar yendo por la ría, me salpica mucho el agua y llevo los brazos con la piel de gallina. Empieza a hacerse duro.
Lo máximo que había llegado con el kayak era hasta aquí. A partir de ahora, la perspectiva novedosa hará que vaya más entretenido. Cambia mucho cómo se ven las cosas a ras de la ría que yendo por la carretera de la margen derecha.
¡Qué grandes son los barcos vistos desde la línea de flotación! Me siento como aquel náufrago a la deriva al que le pasa un transatlántico mientras duerme bajo el intenso sol.
El tramo de Erandio y Sestao es el que tiene mayor anchura y que me hace sentir más frágil. Pasan un par de barcos de esos que llevan pasajeros de un lado a otro de la ría y la estela que levantan se dispersa antes de llegar a mí.
El olor a metal y a soldadura es intenso en estas aguas. Voy avanzando lentamente porque hace un rato que se divisa el Puente Colgante pero no termina de acercarse.
El paso por el Puente Colgante es muy emocionante. Estoy llegando al final de mi trayecto y me hace mucha ilusión divisar la barcaza desde este punto de vista tan espectacular.
Ya solo me queda seguir hasta que se terminen los muelles para rodear y llegar a la zona del puerto deportivo de Getxo. Parecía poca distancia pero se me hace muy largo este pequeño trecho. La playa donde voy a desembarcar no parece llegar nunca. Al final, el viento y el oleaje han ido a menos y puedo disfrutar más de esta parte.
Salgo del mar y cargo el kayak en el maletero del coche. Han sido 15km increíbles, algo a lo que le tenía muchísimas ganas. Estoy cansado pero muy bien. Apenas he tenido molestias en los lumbares, algo que pensaba que me iba a suceder. Esta era uno de mis objetivos a largo plazo con la piragua y el problema de estas historias es que ahora se me plantea un gran dilema: ¿Y ahora qué más puedo hacer?
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