Estamos en plena Aste Nagusia de Bilbao y nuestro recorrido habitual para correr diez kilómetros se encuentra ocupado por las txoznas y por los stands de pitxitxerías. Para no tener que andar esquivándolos, nos vamos para el otro lado de la ría, hacia el parque de Ollargan.
Hacía tiempo que no veníamos a correr por aquí y se agradece mucho cambiar de aires. El paseo de Los Caños es un poco aburrido pero, en cuanto se llega a la ría (o río porque aquí ya es agua dulce), la cosa cambia completamente. Hasta se agradece mucho la bajada de algún grado de temperatura en sus orillas.
Nos metemos por el parque de Ollargan y vamos corriendo por sus pistas. Sin apenas darnos cuenta, por las faldas del Malmasín, vamos metiendo algún que otro desnivel. No es uno consciente hasta que no llega al alto y divisa Bilbao allí abajo.
Al final, también nos salen diez kilómetros en la puerta de casa. Es la misma distancia que la vuelta tradicional pero aderezada con unos doscientos metros de desnivel positivo que la hacen una vuelta más interesante y, tras tanto tiempo sin venir, muy entretenida.
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