Parque Nacional de Mercantour

Todo llega a su fin y la última etapa de este periplo por los maravillosos Alpes tiene lugar en territorio francés. Hace unos años dejé una etapa pendiente porque las piernas ya no me daban para más, una circular desde Barcelonnette con La Bonette de testigo. Como me pilla de camino a casa, esta vez espero dar buena cuenta de estos tres puertos del Parque Nacional de Mercantour.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


P. N. de Mercantour Barcelonnette 120 km 3500 m+ IR

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He dormido de maravilla. La etapa es corta y no necesito madrugar demasiado, lo justo como para poder desayunar de día y no tener que andar con luces en el maletero. Hace un día estupendo.


El bucle se puede hacer en ambos sentidos pero decido empezar con el col d´Allos. La carretera carece de tráfico y se respira un buen ambiente cicloturista, con otros ciclistas yendo por delante y por detrás de mí.


Tras unos kilómetros suaves de aproximación, comienza el puerto propiamente dicho. Desde Barcelonnette son casi veinte kilómetros superando los mil metros de desnivel.


Ambiente mediterráneo y calorazo al canto. Esta sequedad me derrite y me cuesta mucho coger un buen ritmo.


Al llegar a casa he leído que este col está cortado al tráfico en fin de semana de verano, con un uso exclusivo para ciclistas, incluso que hay una señal al principio. No sé, a mí se me pasó, pero es verdad que no hay ni un coche.


Hay unas vistas espectaculares de las Gorges de Bachelard en la primera parte de la subida. La carretera es estrecha y muy entretenida.


Ya en la parte final, se zigzaguea para llegar al collado de la cima, dejando unas vistas impresionantes de la carretera sobre el valle.


Coincido en la cima con varios ciclistas que vienen a la contra, uno de ellos cargado de alforjas hasta arriba. Se trata de un alemán que está haciendo una transalpina y que quiere pasar a Italia por la costa para luego volver a Ginebra cruzando la cordillera alpina. Allí le va a ir a recoger su mujer para seguir juntos las vacaciones de verano. Habla un perfecto español y charlamos un rato sobre puertos y, al oirme decir que vengo de Suiza y que he pasado por Italia, me pregunta por la mejor opción de subida. Yo esta vez he bajado por el Simplonpass pero le recomiendo el Gran San Bernardo puesto que el San Gotardo le va a quedar un tanto a desmano aunque, viendo el carrete que tenía el tipo, quién sabe.


La conversación con aquel tipo estaba siendo maravillosa. Me recomienda encarecidamente los puertos noruegos en una ruta por los fiordos y que no deje pasar la oportunidad de acercarme a Escocia en cuanto tenga la oportunidad, cosa que le cuento que tengo planeada para el verano que viene. Me despido del alemán con pena, deseándole que tuviera un gran viaje. Estaba siendo una charla apoteósica sobre una afición común.


Desciendo rápidamente hasta Colmars, donde me espera el col des Champs. En el inicio me reúno con dos italianos, Sergio y Paolo, con los que también había charlado hace un rato en la cima del col d´Allos.


No lo habíamos comentado pero resulta que seguimos la misma ruta. Ellos también tienen el coche en Barcelonnette y van a hacer la misma vuelta que yo. Son de Milán y han venido en plan salida de sábado para regresar después de la etapa. Son más de 300km, así que se van a pegar una buena pechada. ¡Ya verás cuando se enteren de que a mí me quedarán mil kilómetros de coche en cuanto acabe!


Nos ponemos a subir juntos por las duras rampas iniciales de este puerto. Se empiezan a quedar pero no llevan un ritmo muy diferente al mío, así que decido seguir charlando con ellos. Se me hace más entretenida la marcha al saber que son del Internazionale, por supuesto. Debe ser una constante en el mundo: los de Milán son del Inter, los de Turín del Torino, los de Madrid del Atlético, ... Obviamente, los medios de comunicación son siempre del otro.


A un inicio muy boscoso, le sigue una segunda mitad algo más abierta. El col des Champs resulta bastante más soso que el anterior pero su pendiente constante por encima del 7% va haciendo mella.


Coronamos en una zona muy chula, con unas vistas espectaculares que nada tienen que ver con lo que se apreciaba desde el inicio. Empieza a hacer calor y vamos cortos de agua los tres.


Mis improvisados acompañantes de hoy no llevan GPS y les viene muy bien que yo vaya con track porque hay un par de cruces por los que no sabían si seguir. No dejamos de charlar en ningún momento, como si nos conociéramos de toda la vida.


Llegamos a Saint-Martin d´Entraunes y empezamos la remontada del río Le Var por una estrecha carretera que transita entre paredes rocosas.


A estas alturas, el calor ya es muy sofocante. Uno de mis acompañantes empieza a flaquear pero decido terminar la etapa con ellos. No me parece bien coger y marcharme después de llevar más de dos horas de charla con ellos.


En Entraunes nos refrescamos en una magnífica fuente y llenamos bien los bidones para lo que se supone será una dura subida. Son veinte kilómetros por encima del 6% y se avecina una buena dosis de sufrimiento. 


A nada de comenzar, uno de mis acompañantes se queda casi sin darnos cuenta. Decidimos aminorar el ritmo y, como voy bastante cómodo, decido entrar en modo charlatán para que se les haga más ameno, dando conversación sin ton ni son. Resulta que les va el baloncesto y que son fans de Sergio Scariolo y por ahí encontramos un tema de conversación en el que ellos metan más bazas y dejen de pensar que todavía quedan más de diez kilómetros.


Me da palo sacar fotos para atrás, así que siempre sale uno solo en los encuadres. Nunca he creído conveniente hacer fotos de alguien que va tocado.


El puerto está siendo una preciosidad y la constancia en sus rampas hacen que lo subas como si de un grande se tratara. El paisaje es muy cambiante y se hace sumamente entretenido.


6%, 7%, 8%, ..., cada vez es más y más duro. El val d´Entraunes está resultando ser todo un descubrimiento.


En una de estas, al fotografiar uno de los numerosos túneles en la roca, nuestro improvisado compañero empieza a quedarse definitivamente. Ha ido tensando la cuerda durante toda la subida y empieza a romperse.


Llevo comida que no necesito y se la ofrezco. Paramos por un instante para echar un meo y así relaja un poco las piernas antes de seguir.


Yo estoy disfrutando muchísimo de esta circular. Sin dame cuenta, el desnivel positivo acumulado está siendo cercano a los tres mil metros.


El valle se va encajonando más y más. Quedan menos de la mitad de kilómetros para llegar a la cima y mis compañeros parece que se animan bastante.


Parece mentira pero se han recuperado bastante. A veces viene bien parar un momento, dejar de pedalear y refrescarse bien.


Sigue sin pasar ni un solo coche. De vez en cuando nos encontramos con algún que otro motero, siempre muy respetuosos con el ciclista y ofreciendo un saludo.


La cima ya se huele. Sin saber la razón, avivamos el ritmo y nos ponemos en fila de a uno hasta la línea de llegada. Mirar para atrás es un disfrute.


En la cima nos hacemos una foto los tres. Bueno, nos la hacen los moteros. Nos vamos turnando los grupos junto al mojón.


Disfrutamos de un buen rato de la brisa de la cima y emprendemos el largo descenso de treinta kilómetros hasta Barcelonnette. La bajada es también muy chula, más encajonada y revirada todavía, siguiendo el cauce del río Bachelard.


Magnífica ruta la que me sirve para cerrar este periplo alpino. La primera vez que toqué esta cordillera en 2009 pensaba que iba a ser una ocasión excepcional pero ¡fíjate tú! ya van una cuantas. Y que vengan muchas más.

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