Al borde del colapso

Primera hora de la mañana. Hace fresco y salimos a correr. El objetivo es hacer una tirada media por el paseo de Uribitarte, siguiendo un poco más por el paseo de Olabeaga, hasta que decidamos dar media vuelta.



Empiezo a correr y no puedo seguir el ritmo de Amaia, viendo cómo se aleja poco a poco. Me voy ahogando. La respiración no me alcanza. Empieza a ser muy preocupante. Esta vez llevo el inhalador y me pego un buen chute pero no es suficiente. La parada en la fuente del Palacio Euskalduna me permite cogerla y no soy capaz de articular palabra: me meto otro chute. Seguimos por la orilla de la ría y cae un tercero cuando ella se para para dar media vuelta y se queda esperando un buen rato a que yo llegue.

Este tercer chute consigue desatascarme y logro echar un par de mocos verdes que me estaban asfixiando. Empieza a salir el sol y todo se junta. El aire se calienta y es como si me pusieran una bombona de oxígeno para la vuelta a casa. Nada que ver. Como si fuéramos dos personas distintas el de la ida y el de la vuelta. Solo el dolor de piernas después de sobrepasar los 14km hace que me cueste algo correr. Me empiezo a ver jubilado en Benidorm.

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