El bote de herramientas

El bote de herramientas es un elemento indispensable en la bicicleta, tanto como las ruedas, cuando se trata de hacer etapas de larga distancia. Aventurarse en las carreteras sin los elementos mínimos para solucionar los problemas mecánicos más habituales es jugársela. Como con todo, yo he ido aprendiendo a base de palos, algunos de los cuales me han arruinado viajes por cuestiones fácilmente solucionables. Desde entonces llevo un bote ELITE de 750ml con todo lo necesario para solventar varías averías.



La avería estrella en la bicicleta es el pinchazo. De hecho, ni se le puede considerar avería. Cambiar cámaras es un gaje del oficio. En el bote llevo una cámara de urgencia que puede tirarse años ahí, ya que acostumbro a cargar en el bolsillo del maillot con una o dos más, en función de si la ruta pasa o no de los cien kilómetros.


Llevo tres desmontables metálicos. Los de plástico son una basura, ya que se doblan o parten enseguida. Me gusta que tienen una ranura para anclarse a los radios que facilita mucho la operación.


Para hinchar las ruedas tengo dos adaptadores diferentes. Uno de ellos va perfecto con la bomba que llevo en el cuadro y el otro se adapta a las máquinas de aire de las gasolineras.


Aunque hace mucho que no me pasa, hubo un tiempo en el que solía partir la cadena. Para solucionar este problema llevo unos eslabones sueltos de diferente medida, unos postes pasadores en un paquetito y un juego de cierre rápido.


Para poder utilizar todo lo anterior, hace falta un tronchacadenas. Dispongo de un multiherramienta muy completo que sirve para cualquier otra cosa, con destornilladores de todo tipo.


Aunque engrase antes de salir, siempre llevo un pequeño bote de lubricante. En salidas largas, tanto la humedad como la suciedad suelen hacer que todo chirríe y no cuesta nada ir preparado.


Una avería que me ocasionó quebraderos de cabeza en el pasado fue la rotura del cable de cambio. Desde que aprendí a repararlo es un elemento que no falta nunca en el bote. He tenido que echar mano de él en más de una ocasión por lo mucho que sufre en el ambiente húmedo del norte, donde su deterioro es más fácil.


Para tensarlo utilizo un pequeño alicate que también sirve para cortar el cable sobrante. Las tijeras que salen del interior también son muy útiles para otras cosas. En el bolsillito de la funda del alicate, llevo unos remaches de cable para que no se deshilache al cortarlo.


En ocasiones hay que apretar tuercas y, para ello, llevo una llave plana 8/9 que sirve, sobre todo, para las del transportín cuando voy con alforjas. Para todo lo de la bici suele ser suficiente con las llaves Allen del multiherramienta.


Cada vez soy más previsor y ya no me pasa, pero llevo un par de zapatas de freno por si me quedo sin ellos. Apenas ocupan espacio y te pueden librar de más de un buen susto. También llevo un par de alargadores de válvula y un trozo de cubierta.


La cinta aislante no puede faltar para hacer cualquier apaño. La he utilizado para arreglar rajas en la cubierta, para amarrar cosas al cuadro, para sujetar las luces, para la cinta del manillar, ...


Tampoco me faltan unas cuantas bridas para sujetar sensores, el gps, el cuentakilómetros, ... He llegado a utilizarlas para colgar ropa en el cuadro mientras se va secando. Al principio, también utilizaba pinzas pero se saltaban.


Aunque no tenga nada que ver con el tema de las reparaciones, siempre llevo un bote de Letibalm y otro de Nivea. El Letibalm es maravilloso para las calenturas labiales y la crema Nivea va de cine para el culo cuando los kilometrajes se disparan.


Y para terminar, en el bote va una llave que abre el candado de la cadena antirrobo que llevo en viajes largos, muy útil cuando quieres entrar en un supermercado y no puedes hacerlo con la bicicleta. La otra copia la tengo en el llavero pero así nunca se me olvida.


Nunca estás a salvo de una avería gorda, es lo que tiene depender de una máquina para hacer cicloturismo. Pero hay reparaciones que siempre estarán ahí, por desgaste de los elementos. Y para todas estas cuestiones llevo lo necesario como para ser INDEPENDIENTE y no quedarme tirado, incluso habiendo tenido que aprender a hacer algunas cosas. Son 761gr que me pueden salvar un viaje y, por menos de un kilo de peso, yo no me la juego.


El tiempo ha logrado que conozca mejor mi cuerpo y también a la máquina. Han sido muchos ratos tirado en la carretera, buscando lugares donde reparar la bicicleta, incluso teniendo que coger medios de transporte para volver a casa. En la medida de lo posible, espero no tener que volver a pasar por ello.

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