El aguijón del Jura

Recorro todo el corredor de Zürich a Neuchâtel con la mirada puesta en el norte del Jura, donde me quedan muchas subidas que esperaba hacer de camino a Bilbao pero que el golpe en la tibia me las quita de la cabeza. Me voy a conformar con hacer el col de l'Aiguillon porque queda un poco a desmano y así, cuando venga a hacer la Selva Negra alemana, no me tengo que parar junto a él.



El huevo de la tibia me ha bajado bastante. Me duele el golpe y tengo miedo al pisar. Estoy a punto de rajarme con este puerto pero me animo y me pongo en marcha. Mientras bajo la bici del coche, los lugareños me saludan con una sonrisa, algo que me recuerda que ya me encuentro en la Suiza francófona y parece que vuelvo a ser bienvenido.


Han sido varios kilómetros de pendiente insignificante hasta llegar a Baulmes, donde da comienzo el puerto de verdad. Los datos del BIG se iniciaban en Montagny y han sido diez kilómetros de pedaleo sin subir apenas cien metros.


Los ocho kilómetros de puerto tienen un 8% de media pero los dos kilómetros finales casi son llanos, concentrándose toda la dureza en los seis iniciales, yendo siempre en torno a un 9-11% que me resulta muy exigente con la tibia dolorida, sin atreverme a pisar con fuerza.


Hace una tarde magnífica y me voy cruzando con muchos paseantes, todos ellos muy amables y sonrientes cuando me saludan al pasar. Estoy a escasos metros de Francia y se nota.


Llevo cuatro kilómetros hechos cuando me empieza a doler la cadera izquierda a causa de mi pedaleo irregular, forzando la pierna izquierda para dejar ir la derecha. Me quedan de camino a casa unos cuantos puertos franceses que podría hacer pero, en cuanto finalice esta subida, me voy a casa.


Ya está hecho. Los dos últimos kilómetros no pasan del 3% y corono en un punto muy soso. Me dejo caer hasta Montagny y me preparo para un largo viaje de vuelta. Paso por la base del Mont Morond y del Mont d'Or y me da pena no hacerlos. Son muy cortos y sería cosa de quince minutos cada uno pero ya los haré en primavera. Aunque haya terminado como lo ha hecho, me voy muy satisfecho con el viaje veraniego de este año, con ganas de volver en 2017 a los Alpes para hacer más puertos de Austria, entrar en Eslovenia y pegarle un buen bocado a unos cuantos italianos.

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