Ruta al colegio: J-2

Último día de la semana y, por fin, parece que vamos a tener el tiempo anunciado. La tarde luce despejada y hay cerca de 20ºC, lo que me anima a salir de corto y a hacer una ruta algo más larga de lo habitual. Hace bastantes jornadas que no subo Aretxabalagane y decido hacer la ruta D con la vuelta diferente pero luego, una vez que estoy en Larrabetzu, opto por hacer una variante y subir al Ganguren por la vertiente de Erletxes.

XTREM CAT 1 CAT 2 CAT 3 CAT 4


Ruta J - 2 Plentzia 82 km 1250 m+ IR

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Nada más terminar de comer, salgo rumbo al alto de Andraka. Pensaba que se iba a ir más a gusto pero sopla un aire del este que me pega de cara y que resulta ser muy desagradable.


Al sol se está más o menos bien pero hace mucho fresco en las zonas de sombra, hasta el punto de pensar en pararme y coger las mallas que llevo en la mochila para el regreso nocturno.


Pero no paro y, en la bajada hacia Maruri, conecto con varios ciclistas y, al estar expuesto a un aire frontal muy puñetero, aprovecho para rodar en compañía.


Hay mucha variación de componentes en el grupo que se ha ido formando porque unos entran y otros salen por las diferentes carreteras de la zona. El caso es que llego a Mungia sin apenas dar pedales  la estela del grupo.


Ya en las calles de Mungia, el grupo se queda en un trío y enfilamos la carretera de Olabarri con un ciclista tirando con fuerza. No me parece bien dejar que se coma solo todo el vendaval y me turno con él marcando un ritmo cada vez más intenso que nos pone a los pies de la subida a Gerekiz en un periquete.


Al llegar a Olabarri, justo cuando empieza el puerto, me quedo solo. Los dos compañeros de rodada se dan la vuelta y nos despedimos hasta otra después de una breve charla en el semáforo que hay por unas obras en la calzada.


Corono Gerekiz con muy buen ritmo porque el aire no es tan fuerte como en el llano y me desvío hacia Morga para terminar de subir hasta Aretxabalagane.


Hay varios tramos recién asfaltados, tal y como vi que hacían la última vez que pasé por aquí. La bajada hacia Morga ha quedado de cine.


Tras coronar el puerto, toca descender hacia Larrabetzu y es cuando decido subir al Vivero por la vertiente de Erletxes y así ganar algo más de desnivel. He salido pronto de casa y tengo tiempo de sobra para llegar a clase.


Me meto por esta vertiente del Vivero que me encanta y se me atraganta la primera curva de doble cifra. Vengo pisando bastante el acelerador y las piernas dicen basta, con lo que debo meter un desarrollo cómodo y relajar la marcha.


Pasado el tramo más duro, me adelanta otro ciclista con un ritmo más vivo y lo llevo a unos metros durante la primera mitad de la subida.


Hasta que el kilómetro al 8% hace el resto para que vaya perdiendo contacto visual con él, llegando a la altura del club de golf sin verlo en las rectas más largas.


Meto el plato grande en los dos kilómetros llanos que hay en el Vivero y se me encasquilla la cadena al subir piñones para la rampa final. No me acordaba de que iba en plato grande y la cadena no me da para tanto, con lo que me tengo que detener para destensarla y me pongo perdido de grasa.


Me dan rabia estos errores tan chorras que hacía mucho que no cometía. Llevo un piñón máximo de 34, muy poco habitual en bicicletas de carretera, y la cadena con menos eslabones para que se pueda engranar perfectamente y claro, no da para plato y piñón grandes al mismo tiempo, con lo que se queda pillada la cadena. Por suerte, me acerco al área recreativa donde tengo una fuente para asearme las manos antes de subir hasta las antenas.


Al salir de clase por la noche tenía pensado hacer una vuelta diferente a las habituales de Unbe y de la costa pero hace fresco y no me apetece, llegando a casa con solamente 8ºC, por lo que la directa es mi preferida. La bajada de Unbe hacia Urduliz es una nevera y me deja helado.

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