Han pasado tres días desde que dejé el coche y he llamado al taller. Me dicen que puedo pasar a recogerlo y eso significa que me puedo meter treinta kilómetros de bici. Como la vuelta será motorizado, aprovecho para meterme toda la caña que me permitan las piernas.
Subo Unbe a plato pero no me da para llegar hasta arriba y tengo que bajar revoluciones antes de entrar en Erandio. Las piernas me empiezan a doler con tanta tralla y no estoy para fiestas.
Llego al taller algo atufado. Me dan el coche y el mecánico me dice que puedo hacer un viaje largo tranquilamente, que no me preocupe lo más mínimo. Bueno, eso vuelve a avivar la llama alpina y me paso la tarde maquinando el recorrido. Ya estoy con ganas de nuevo.
0 Comentarios
PIEATIERRA se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier comentario que considere inapropiado.