Nos vamos a Asturias (I)

Voy con una crónica resumida de este fin de semana.

Íbamos a hacer otra cosa, pero ocurre algo inesperado y el jueves decidimos hacer esta otra:

¡¡Nos vamos a Asturias!

De madrugada partimos rumbo oeste y en el Pico Aguión nos espera JavierAviles.
Nada más verlo, le empiezo a comer la oreja para que se venga a la brevet de Otxandio, jejeje.

Mientras Amaia y JavierAviles se quedan en la cima del puerto arreglando el mundo (según ellos mismos dijeron cuando regresé, jejeje), yo me fuí para abajo por esa maraña de pistas hasta el comienzo de la vertiente de Lavio.

Tres kilómetros iniciales por un bosque muy guapo y con cierta dureza me sitúan en Aguión.
A partir de ahí, un suave transitar por una de las múltiples laderas que hay por la zona.

Arriba, desayunamos en una de las lujosas terrazas del Hilton (bueno, yo que era el que faltaba) y nos sacamos unos fotitos junto al burukartel.

No tenemos plan, así que miramos el mapa y JavierAviles nos va aconsejando por aquí y por allá, hasta que surge la carretera de Trubia.
¡¡Ya tenemos plan!! Le enseñaré a Amaia (que siempre ha sido morena, jejeje) Bandujo y luego al Angliru (motivo de esta visita relámpago a Asturias) por La Cobertoria.

Ya casi es la 1, nos despedimos de JavierAviles y nos vamos, parando de vez en cuando para tirar alguna foto.

Con tanta parada, llegamos a Bandujo a las 15:00

y montamos el comedor del Hilton en plena terracita, con unas vistas que te cagas.

A Amaia parece que le agrada como ha quedado el comedor de su hotel.

(Foto robada por el elevado coste de su caché)

Después de comer de tarteras, nos fuimos a ver la Cruz de Linares.
Se encuentra en obras (lo están asfaltando), pero pudimos llegar a la CIMA sin mucho problema.

No hicimos fotos, ni tampoco en La Cobertoria.
Por cierto, pudimos bajar a Pola de Lena por ella sin ningún problema.
Las obras están muy mal aún, pero en coche se puede pasar.

Tras superar el Cordal, a las 7 de la tarde, llegamos al Angliru.

Tengo entre ceja y ceja hacer una nocturna en el Angliru.
Fuerzo la llegada a esta hora para poder bajar de día, menos peligroso.
Pero no, en el último momento desvirtúo el plan.

Están subiendo muchas autocaravanas, hay demasiado tráfico, hace fresco, se ha levantado bastante viento, ...., bueno, que ¡¡no me apetece una mierda!! porque estamos de cine allí arriba charlando y nos vamos a dar una vuelta de noche por la llanura de la cima.

Montamos nuestro particular Hotel Hilton, esta vez, para ver amanecer desde la cama, en pleno mirador.
Gracias a una inversión de 4 euros en el Leroy Merlin le hemos sacado un salón-comedor con techo.
Toda una reforma.
El sistema nos ha quedado de puta madre, jejeje.

Abrigados hasta las orejas, nos pasamos media noche danzando por allí arriba y entretenidos haciendo fotos nocturnas.

Experimentando con los reflejos de la luna en la mesa de interpretación ...

... fotografiando estrellas ...

... haciendo el indio ...

... tiraos por los suelos ...

... mirando al cielo y pillando a los aviones ...

... qué oscuro estaba todo!!!

Por la mañana, pedazo amanecer!!
No tengo ni una foto porque no nos hemos levantado hasta las 9:00
En la cama se estaba de cojones y fuera hacía bastante frío.

No paraban de subir coches y autobuses.
A las 10:30 comenzaba la "Subida al Angliru".

Tengo un montón de fotos, pero son todas parecidas.

La gente subía hecha polvo.
Respiraciones angustiosas y, como en Lagos, muestras de agradecimiento por doquier por los ánimos recibidos.

Nos lo hemos pasado pipa!!
Te levantan el pulgar porque no pueden hablar.
Echan a correr cuando van andando porque les animas.
Te sonríe el chaval, la chavala, el anciano, ...
Algunos te devuelven el aplauso y no paran de darte las gracias.

En cuanto pasan los 10 primeros, o el amigo conocido, la poca gente que hay se va, y allí quedan ellos, subiendo, esforzándose por llegar, solo quieren llegar ...

Nos quedamos Amaia y yo solos, aplaudiendo a TODOS, hasta que pasó el último.
Un señor que tendría unos 70 años y unos cojones como melones.
Al último le empezó a llover como a uno que conocemos todos.
Lo he bautizado: es Joanfry con 70 años.

Los primeros no sonreían, no agradecían, no nos miraban. Solo miraban su cronómetro.
Los demás, ........., los demás son muy grandes!!!!

Al bajar, algunos lo hacían corriendo, y otros en coche.
Una pareja nos pidió que les bajáramos a Via Pará porque llegaban tarde.
Los metimos en el coche como pudimos.
La chica sobre las piernas de Paris y el anciano tirado en el maletero entre la bici y los cachibaches.

¡¡Qué gran mañana!!

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