El viaje soñado (III) FRA - ITA

Tras la insolación, duermo en el mismo parking del Carrefour de St Michel de Maurienne. Paso la noche bebiendo líquido. Me meto tres botellas de zumo de litro y medio entre despertar y despertar. No sé cómo voy a responder en esta jornada, es un enigma.

Antes de amanecer me pongo a desayunar abundantemente, ya que me eché a dormir sin cenar y tengo mucho hambre. Parece que estoy recuperado, ya no me duele la cabeza. Aún de noche, me pongo en marcha rumbo Aosta, que debería haber dormido allí.

Me meto por un valle precioso en busca del Col de l´Iseran, que lo tuve en mis planes inicialmente pero que luego descarté por lo larga que me salía la etapa con la Madelaine. Una vez llegado a Bonneval, donde empieza el puerto a ser puerto de verdad, decido bajar la bici y utilizar esos 12km como prueba para ver mi estado de forma tras lo ocurrido ayer. El entorno es precioso y, ya puestos en plan picaflor, en la etapa de hoy no supondrá demasiado extra.






La prueba es todo un éxito. Subo muy tranquilo con mis ruedas del 30, que ya no quitaré en todo lo que resta. Coincido en el tramo final con unos esquiadores de fondo que entrenan subiendo puertos con ruedas. El ritmo que llevan es una pasada, y el puerto también. Y estoy muy contento, lo de ayer solo fue un susto. Andaré con más cuidado a partir de ahora.



















Regreso al coche y paso el puerto de nuevo. La otra vertiente también es maravillosa. Disfruto del paisaje en Val d´Isere y el Lac d´Isere antes de tomar el desvío para el 'Petit' San Bernardo, dejando Bourg Saint Maurice a los pies.












Cruzo el puerto en coche en esta primera pasada, ya que tenía decidido dejarlo en San Carlo. Había visto unas fotos de la cima de ese puerto y sabía que había un merendero donde comer después de que termine este sector. La vertiente francesa del 'Petit' San Bernardo es chula, pero la italiana se sale. ¡Precioso! Disfrutaré mucho más dentro de un rato, cuando vuelva en bicicleta.









Ya en bici, con el coche en el área recreativa del San Carlo, bajo hasta Le Thuile, desde donde subiré el 'Piccolo' San Bernardo. Empezando de ahí se me queda en 12km al 6%, algo suave y tendido, sin apenas rampas reseñables. El paisaje es grandioso, una delicia, no en vano me encuentro en la zona con los picos de más altitud de toda la cordillera alpina. El MontBlanc asoma por alguna parte y es todo un espectáculo.




















Descenso rápido hasta Morgex por la carretera principal, desde donde regresaré al Colle San Carlo, puerto de los que yo llamo perfectos (10km al 10%), pero que tampoco es que sea muy bonito. Lo más interesante es esperar a que se vea el MontBlanc entre alguna copa de los preciosos árboles que forman el bosque por el que se transita. Hace calor, pero se agradecen las múltiples sombras de este puerto.






En una mesa del área recreativa me caliento una lata de legumbres en el hornillo y como y bebo con fundamento. No debo pedalear en las horas centrales si no quiero que me pase lo de ayer, así que prefiero parar a comer tranquilo durante una horita y dejar el Gran San Bernardo para más tarde. Los días son muy largos y solo hago 3 o 4 puertos, así que me resta bastante tiempo para descansar. Después de comer, decido ir a Aosta y dar un paseo por sus calles en busca de un helado y de un cíber para chatear con Amaia, cosa que no encuentro y me quedo con las ganas.







El último puerto del día es el Gran San Bernardo. Largo, muy largo. Son 30km mantenidos sin ninguna rampa, lo que lo convierte en un "paseo" si vas a ritmo trotón y con un 34x30 entre las piernas. Hace calor, pero es muchísimo más llevadero que ayer, así que no sufro para nada. He descansado muy bien por un par de horas y los depósitos los llevo a tope. Y el entorno es .... ¡¡espectacular!!






Me habían hablado del mucho tráfico que soportaba esta subida pero a mí no me lo parece, en absoluto. Una vez tomado el desvío, los coches van por otro lado y queda una subida casi exclusiva para ciclistas. La subida es preciosa pero la cima ... la cima se sale. El lago, el ambiente que allí se respira, los san bernardos, los puestos de salchichas, ... Por lo que veo, los Alpes franceses no son nada en comparación con lo que se avecina. Esto es el puto paraíso.














Vuelvo a por el coche y, en un caminito, me ducho. El sistema que he ideado con el bidón de 8 litros ha sido todo un éxito, lo que unido al calor que hace permitirá que me asee todos los días al finalizar la jornada. Me pongo en pelotas y, con el bidón en el techo del coche, con las puertas haciendo de pared, con una toalla haciendo de puerta, ... ¡Vaya cuarto de baño más guapo que me ha quedado!



Me queda un buen tramo hasta Ulrichen, ya en Suiza. El descenso del Gran San Bernardo me regala unos valles verdes por los que viajar "rumbo a la ilusión". La cuarta etapa es uno de mis grandes sueños viajeros y lo que veo antes de dormir en una curva del Grimselpass, nada más pasar Oberwald, me avisa de que no me va a defraudar.











Hoy ha sido un grandísimo día. Mañana pinta, .... ¡¡uy, cómo pinta!!

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