El viaje soñado (IV) SUI - ITA

Tocan diana en la curva del Grimselpass. El día amanece cubierto, algo tristón, lo que agradezco para hacer etapa en línea sin tantos sofocos como en días anteriores. Por no dejar ahí mismo el coche, me dirijo a Gletsch, donde convergen el Grimsel y el Furka por esta vertiente. Muchos ciclistas salen a desayunar por la puerta del hotel que hay ahí mismo aunque, por lo que me dice alguno que habla español, tardarán aún un par de horas en empezar a dar pedales. Yo prefiero ser madrugador.




Los planes los varío un poco con respecto a lo que tenía pensado. Voy a dejar el Sustenpass para otra ocasión, ya que ir solo a por ese puerto me supone 80km más. La etapa se me queda mucho más apañada en el kilometraje con Nufenen, Gotardo, Oberalp, Furka y Grimsel. Además, aún tengo el susto en el cuerpo con la etapa de la Marmotte y prefiero moverme "cerca" del coche.

El caso es que me pongo en marcha. Desciendo hasta Ulrichen por la misma carretera que me trajo ayer aquí. Verdes prados a los lados, cabañas de madera, pueblos engalanados con banderitas suizas, ...





La subida al Nufenen Pass o, como se llama en italiano, Passo della Novena, la hago muy tranquilo, disfrutando del paisaje. Remonto el valle junto a un arroyo y adelanto a un alforjero. Son muchísimos los que me voy a ir encontrando en esta etapa. Van muy despacito, nada que ver con el ritmo ligero que puedo llevar yo sin ese peso adicional que cargan. Las vistas del valle desde la cima del puerto son increíbles.












El descenso hacia Airolo por el valle del río Ticino me descubre un paisaje de ensueño. Estoy disfrutando como un enano de este recorrido. Verde, verde y más verde. Me siento en mi salsa. Además, el día es idóneo para la práctica deportiva ya que no hace excesivo calor.









De Airolo empiezo la subida al San Gotardo, otro de esos puertos que tenía señalados con una equis antes de salir de casa. Se trata de un puerto adoquinado casi en su totalidad, pero se sube perfectamente en bici de carretera al estar muy bien alineadas todas las piezas. Este puerto es espectacular, parece un Cinexin Castillos, una de esas construcciones que hacíamos de pequeños con el Tente. En algún tramo están reponiendo adoquines que estaban algo deteriorados. Coincido con un porrón de cicloturistas, todos ellos con btt o con bicis de travesía cargados hasta los topes con alforjas. Arriba, un lago, un museo, varios moteros, el monumento a los aviadores, puestos de perritos calientes, ... ¡¡Un puertazo!!











Un largo descenso me lleva hasta Andermatt. He dejado atrás el desvío que me llevará más tarde al Furka porque ahora voy a por el Oberalp. En Andermatt se respira un buen ambiente ciclista, como en toda la zona.








El puerto es bastante sosote por esta vertiente, nada que ver con los otros que tengo en esta etapa. Aún así, solo mirar a un prado hace que merezca la pena estar aquí.








Vuelvo sobre mis pasos hasta el desvío del Furka. Los primeros kilómetros llanos los aprovecho para ir comiendo todo lo que llevo en los bolsillos, ya que tendré coche en la bajada si me hace falta cualquier cosa antes de subir el Grimsel. El Furka es una subida preciosa, sobre todo en la parte final, con todo el valle a la izquierda a medida que te vas acercando al collado que tienes a la vista desde muy abajo.











Pero en cuanto coronas descubres un paraíso. La vertiente opuesta es la realmente espectacular. Dejas un pequeño glaciar a la izquierda y, poco después, aparece ante tí el inmenso Glaciar de Rhone, donde nace el río del mismo nombre formando un salto de agua enorme. En una curva hay un hotel y una tienda de souvenirs que hace de entrada al glaciar. Está petado de gente. Dejo la bici fuera y me meto entre banderitas y peluches pero una cristalera me impide sacar alguna foto decente. Hay que pagar por pasar un torno y, aprovechando una entrada de un grupo numeroso, me cuelo con ellos. Hay un centenar de metros hasta el glaciar, pero me quedo en este otro mirador disfrutando del salto del Rhone. La montaña es colosal.












Desciendo al de un rato hasta el coche, que lo tengo casi en el cruce de ambos puertos que se disponen opuestos en el valle. Me tomo una lata de cocacola y tiro para arriba de nuevo para coronar el Grimsel. Son apenas cuatro o cinco kilómetros que me paso admirando el Furka en todo su esplendor, hasta que el Grimsel Pass me regala un magnífico lago en la planicie que adorna su cima.












Me asomo un poco a la otra vertiente, la que viene del Susten Pass, y lo que veo me maravilla. Se ven montañas por todas partes. Pero yo quiero seguir descubriendo mapa, así que toca traslado.

Tengo que desplazarme a pies del San Bernardino y tengo un par de opciones: Nufenen y autopista (posiblemente de pago) o Furka y Oberalp. Me quedo con esta segunda opción que me parece más directa y menos costosa. Así aprovecho y veo también la otra vertiente del Oberalp Pass.

Esa otra vertiente me parece más chula que la que yo he subido. Descubro un precioso tren cremallera que llega hasta el puerto y ¡¡unos valles!!








Llego a Thusis y me tengo que meter por una carreterita impresionante por un desfiladero estrechísimo. Hay unos túneles bajo la roca que no te explicas cómo alguien pudo llevar por ahí una carretera. Lo llaman "Vía Mala".







Al salir de ahí, tras una pequeña subida entre bosque, aparezco en un lago maravilloso. Ya no puedo con tanta belleza y tengo que llamar a Amaia para contárselo. Hasta ahora la comunicación ha sido vía SMS y ésta será la primera vez que hable con ella. Al poco, el móvil se corta. Aunque tenía saldo a tope (unos 60 euros) me lo ha chupado todo la llamada internacional. Luego, una vez en España, sin yo pedirlo, Orange me devolvería la mayor parte por haberse tratado de un error en la tarifa por parte de ellos.



Dejo atrás el lago y me topo con unas obras. Un trabajador muy "especial" hace que me detenga.




En Hinterrhein hago noche junto a unas casetas de obra. Ha sido un día increíble. No quepo en mí de gozo y ya solo tengo un pensamiento: ¡A ver qué me depara mañana!

0 Comentarios