Por la Península de Morrazo

Amaia y yo nos vamos a Marín después de comer. Allí empieza la subida a la zona denominada Coto Redondo, una especie de sierra con varios picos que se encuentra entre las rías de Vigo y Pontevedra.


PO04: COTO REDONDO

Si tomamos como punto de inicio la Escuela Naval, el primer kilómetro es practicamente llano por las calles de Marín. A partir de ahí, tras un cruce en el que debemos tomar hacia la izquierda, la cosa se pone seria, hasta que dejamos atrás todas las casas, con rampones impresionantes y callejuelas con curvas de herradura durísimas.

Hay que guiarse siempre por el cartel que indica Lago de Castiñeiras, que será lo más interesante de la subida. El desvío se encuentra frente al Centro Cultural, que dejamos a la izquierda.

¡¡Y a sufrir!!


Una vez dejadas las casas, la dureza continúa pero no tan intensamente, con algunos descansos que vienen de maravilla para llegar al lago sin tener que dejar las tripas por el camino.

Se rodea el lago y, ahora sí, sin grandes pendientes, tomamos un desvío al mirador de Coto Redondo, donde finalizará la subida junto a un picadero y una torreta de control.



PO08: MONTE FARO - DOMAIO

Subida muy parecida a sus vecinas pontevedresas, pero más constante, con rampas menos fuertes que Coto Redondo (que se podría denominar 'simétrica' a esta otra), pero sin apenas descansos continuados. El piso en peor estado, con demasiados agujeros y gravilla suelta, sobre todo en su tramo final, una vez pasado el área recreativa de Domaio.

Lo mejor, las vistas que se tienen en la cumbre de la ría de Vigo, desde unas antenas, ¡cómo no!



PO01: MONTE DA FRACHA

Penosa subida.

Salimos de Marcón, en el cruce de la carretera que sale de Pontevedra con un tráfico inmenso, entre casas. Nos metemos por lo que un día fue un bosque, hoy quemado, para dar con la zona comercial o, mejor dicho, industrial. En el último tramo, con unas vistas tristísimas de los últimos árboles desnudos, por llamarles árboles que no llegan ni a troncos, llegamos a una especie de área recreativa lúgubre, patética, para terminar en la verja de un no sé qué con una chapa en la que se lee "Peligro! material explosivo".

El final podría ser bonito, pero solamente 'podría'...

El sentimiento de tristeza nos acompaña en toda Galicia. Resulta estremecedor observar tanta destrucción, tanta estupidez concentrada.

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