Bola del Mundo ... con botas

Salimos de madrugada y para las 9 de la mañana ya estamos en las inmediaciones de La Granja de San Ildefonso, con unos globos aerostáticos acompañándonos. La sierra se encuentra oculta entre una espesa niebla en esta ladera norte.






En San Ildefonso entramos para comprar el pan y subimos Navacerrada por la vertiente segoviana. Al llegar arriba, el termómetro de la cafetería de la cima marca 7º. El parking se encuentra a rebosar, ya que la jornada veraniega que nos espera invita a la gente a dar un paseo por la montaña.



Nos vamos para arriba, para La Bola del Mundo, por la pista de la estación de esquí de Navacerrada, acompañados de muchos 'mendizales' madrileños. ¡Hay que ver qué preparados van por aquí! Nosotros apenas nos hemos puesto las botas (yo ni siquiera eso, que para subir por un camino hormigonado prefiero ir con las zapatillas) y ellos van equipados como si se tratase de la ascensión al Anapurna, abrigados hasta las orejas y con unos mochilones tremendos.








Las vistas desde la cumbre son grandiosas. Madrid se encuentra bajo un espeso manto blanco por el que asoman las cuatro torres de La Castellana, y se divisan perfectamente los embalses de la zona: La Maliciosa, La Jarosa, Valmayor, ... Subir hasta aquí es visita obligada.







Un par de horas después volvemos al coche, y nos vamos a la capital. Hacemos una pequeña parada técnica para comer justo antes de entrar en la A6 y accedemos por Moncloa. Los sábados la OTA deja de funcionar a las 15:00, así que hacemos la ruta turística parando poco a poco con el coche. En la Plaza Mayor, cae un bocata de calamares. Por ese precio, en Bilbao no nos dan ni acceso al local.

De allí, a buscar el hotel. Pensaba que me iba a costar más moverme por las calles del centro pero ¡qué va! Nos resultó muy fácil cruzar Alcalá hasta Hnos García Noblejas. Una vez en el Hotel Silken (que está de cine), llamadita a Carmelo y quedamos con él, con quien pasamos el resto de la tarde. Nos pegamos una buena pateada hasta Alcalá, reconociendo un poco la zona, y terminamos cenando juntos en el centro comercial Las Rosas, en la rotonda final de O´Donell.

Mañana tenemos carrera y estamos, yo por lo menos, ¡desjonaos de tanto patear!

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