TC3: Petín - Villablino

¡Vaya nochecita he pasado! Con el cansancio que llevo acumulado, y sin pegar ojo durante tres noches, no sé cómo voy a responder en la tercera etapa. Ya he hablado con Amaia y con Javier, con el que he quedado en Asturias, para advertirles de que voy a acortar un poco las etapas. Llevo bastante desfase kilométrico, apenas me estoy alimentando por estas tierras, no descanso bien, me falla la transmisión, me duele muchísimo el culo, ..., ¡Joder, qué desastre! Menos mal que los objetivos principales se están cumpliendo bien. Bueno, más o menos, que llevo unos cuantos tramos hechos a pie.

Casi casi amaneciendo, comienzo a subir A Pedralta. He pasado tanto frío por la noche, y sin pegar ojo de seguido, que estoy deseando entrar en calor pedaleando. El problema es que enseguida será todo lo contrario y empezará a hacer un calor de la leche.




La subida tiene algún tramo duro, pero no me parece demasiado. La cadena salta cada vez más y se ha convertido en un verdadero problema, ya que la falta de una ducha, el calor reinante, y tener que ir siempre sentado sin cambiar de posición, me están dejando el culo muy perjudicado.






Dejando atrás unas buenas vistas del embalse de San Martiño, llego a la cima de A Pedralta. Una piedra alta es la que decora la cima.





Regreso a Petín y enfilo ya a Ponferrada por la N-120 que cojo nada más pasar A Rúa de Valdeorras. Algún que otro repecho me separa de El Bierzo. El Sil genera un trazado espectacular.





A Ponferrada llego a mediodía y me voy directo al McDonalds. La idea, más que comer, es hacer uso y abuso del cuarto de baño. Antes me meto en un Mercadona para comprar una crema calmante con aloe vera para embadurnarme bien el culo, que lo tengo en carne viva. Después de comer bien, me echo una siesta en unos soportales, porque lo que más falta me hace es dormir un buen rato. Pasadas las 17:00, salgo camino de Villablino.




El día está siendo muy relajado pero, aún así, termino en Villablino con 150km y 2.970 metros acumulados. Llego a eso de las 21:00 y lo primero que busco es un sitio para dormir en condiciones de una puñetera vez. Encuentro la puerta abierta en el polideportivo municipal, pero unos viejillos me dicen que a las 22:00 va un chico a cerrarla. Mientras, aprovecho que enfrente hay un Eroski para hacer algunas compras.



Esperando en la puerta del polideportivo, se van acercando chavales a jugar a la pelota y vecinos del pueblo que ya se han enterado de que quiero dormir allí mismo. ¡Cómo corren las noticias en los pueblos! Espero al chico que cierra pero allí no va nadie. Me da no sé qué que me cierren y no pueda salir por la mañana, aunque podría saltar la verja, así que espero hasta las 23:00. Pero no aparece, así que me acomodo y me quedo dormido. Tengo muchísimo sueño.

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