Euskal Herriko lautada

La última etapa de este periplo nos lleva del Pirineo a la llanura. Es terreno más fácil para la bici pero mucho más difícil para la mente. Tras desayunar en Isaba, descendemos hasta Burgui por el valle del Roncal.



Sale el solete al tomar el desvío a Navascués, a través del Puerto de Coronas.







La distancia que nos separa de Pamplona se recorre en un ti-tá. Largas bajadas que solo el Puerto de Iso se encarga de ralentizar.




¡Y llega la llanura!



En Pamplona, sin mucha historia, concluye esta jornada. Bilbao me devuelve las ganas de bici con una curiosa imagen.



Ya estoy planificando un fin de semana por Iparralde. No sé qué tendrá esa tierra que ejerce tan fuerte imán sobre mí.

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