De marcha en Saratxo

Hoy toca de nuevo una marcha montañera: Saratxoko Martxa 2010. El recorrido no es muy duro y, como solo son 15km, es perfecta para ir con Ander de acompañante. Partiendo de la localidad alavesa, tenemos ocasión de recorrer las faldas de la Sierra Salvada con la preciosa vista de sus cumbres nevadas.

A las 08:20 llegamos a Saratxo. Hace un frío que pela y cuesta salir del coche. Entre que nos calzamos las botas, nos inscribimos y nos terminamos de preparar, nos dan casi las 09:00. La escarcha lo preside todo.







Paramos un ratillo nada más salir. A Ander se le ha tragado el calcetín la bota y a mí me roza un poco en el talón la mía, así que él se lo pone en condiciones y yo me forro el pie izquierdo con esparadrapo, que siempre llevo en la mochila para estas cosas. Acompañados por bastante gente, continuamos la ruta.




La primera vista despejada del cordal del Gorobel nos deja boquiabiertos. Está chulísimo el contraste de bosque multicolor en la ladera y nieve por los riscos.




Poco a poco vamos ganando altitud y vamos entrando en calor. A Ander ya le sobran los guantes, el gorro, el buff, ... Tampoco hace tanto frío.





Para llegar a Mendeika pasamos un tramo de bosque en el que hay que salvar un par de barreras. En ellas se apelotona la marcha. A Ander le anima mucho que haya bastantes niños y que el ritmo general sea sosegado.






A la cima del Babio, única cumbre que vamos a ascender en esta ruta, llegamos por pista cómoda. Nos empieza a llover ligeramente, pero arriba llegamos de nuevo con el cielo despejado.












Las vistas que tenemos desde esta pequeña cumbre son preciosas. Amurrio se encuentra a nuestros pies, de frente, y a la espalda dejamos la maravillosa vista del cordal de la Sierra Salvada, con un Tologorri majestuoso presidiéndolo todo.







El hombre de la organización que espera arriba nos sella las txartelas y disfrutamos un rato de las vistas del valle antes de partir hacia Belandia, donde tenemos esperando el avituallamiento.




El descenso es también cómodo y no demasiado pronunciado. En todo momento seguimos acompañados por un numeroso grupo.




A poco de llegar a Belandia, nos comienza a llover bastante. El avituallamiento lo tenemos ya a la vista, así que no paramos para sacar los chubasqueros de la mochila hasta llegar allí.






Aunque finalmente tampoco los sacamos porque cesa enseguida. En la iglesia de Belandia tienen montado el tenderete. Comemos unos filipinos y nos tomamos un caldito caliente. Yo me cojo una manzana y una mandarina para el camino.





Abandonamos Belandia y vuelve a salir el sol mientras llegamos a la carretera de Izoria por una pista. Al ver el asfalto, Ander se pone muy contento, pero cien metros más allá giramos a la izquierda para ascender a la zona de Lendoñogoiti por otra pista forestal.







Tres mujeres nos preceden a pocos metros y, mientras nos acercamos a la base del Artelanda, se nos alejan bastante. Se pone a llover con más fuerza justo en el momento en que Ander pasa un mal rato por la pendiente salvada en la última rampa.







Con ocho kilómetros aún por delante, con los datos que me va chivando el GPS, le explico las ventajas de marcarse un ritmo más ligero para reducir el tiempo de la marcha y evitar riesgos en lo meteorológico a partir de las 14:00. En Meteoblue dan lluvias más fuertes a partir de esa hora y mejor no apurar demasiado.




Avivamos mucho el ritmo de la marcha, tanto que dejamos a las tres chicas muy por detrás, y entramos de nuevo en el asfalto de la carretera que va a Orduña. Ander se encuentra en perfectas condiciones y ve que es capaz de mantener bien el ritmo que nos hemos puesto. Alcanzamos a un grupo más numeroso en un cruce de Lendoñogoiti justo cuando más llueve.





Y camino del merendero, con el Tologorri sobre nuestras cabezas, se pone a nevar a lo bestia. El mejor momento de la jornada, sin duda, muy divertido.







Sin darnos cuenta, en Lendoñogoiti dejamos atrás el desvío de la marcha. Giramos a la izquierda en el cruce para descender hacia Poza. Hemos dado un pequeño rodeo pero tenemos a la vista Lendoñobeiti.



Nos vuelve a salir el sol, que ya no nos abandonará hasta la llegada, y mirando atrás disfrutamos de una colosal visión del Tologorri y del Bedarbide.



En Lendoñobeiti nos sale al paso un hombre de la organización para desviarnos del recorrido inicial y coger un atajo. Parece ser que había una opción para subir al alto que sale del barrio, aunque ampliaría la distancia de la ruta hasta los 20km. A nosotros ya nos van a salir 16´5km, así que aceptamos el consejo gustosamente. Además, deben estar desviando a todo el mundo que llega.





El tramo de descenso junto al río es espectacular. Ander se lo pasa en grande sorteando los diferentes obstáculos que nos vamos encontrando y cruzándolo con las patas al agua en un par de ocasiones.






Y al llegar a una verde pradera, ya no nos aguantamos más: ¡Pero qué bonito es esto, la hostia!





Un caminito, al salir de la finca, nos deja en Saratxo. El solete se agradece y hace que nos entretengamos un buen rato haciendo fotos y disfrutando del entorno. Nada parecido al fresco que hacía a primera hora de la mañana.













Por fin, entramos en una sala junto a la iglesia, donde tienen preparado el control de firmas.



Nos regalan dos bastones y nos dan una caja de yogures del copón junto a unos cuantos paquetes de filipinos. Yo me tomo un chocolatito caliente que entra de cine para calentar el cuerpo.

Una marcha preciosa, bien organizada, por un entorno maravilloso. Al final, 16´5km en una jornada algo desapacible pero con muchísimo encanto. Para repetir.

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