Dolor insufrible

La paliza de ayer en Villabona, sobre todo por hacer un par de bajadas corriendo, me ha dejado los cuádriceps descojonados. Me duelen un montón. Debo tener unos cristales de lactato como rocas y siento unos pinchazos horribles cada vez que apoyo la pierna. Bajar las escaleras de casa ha sido toda una odisea.




Aún así, como tengo que hacer un recadito, decido darle a las zapas para ver si suelto algo de lastre y minimizo los daños. El recorrido que tengo que hacer son unos siete kilómetros y pico y no supone mayor problema que la arrancada.

Ponerme en marcha me cuesta un huevo. Es como si me dieran un par de hostias cada vez que cargo el peso en cualquiera de las dos piernas. Me cuesta más de la mitad del trayecto quitarme esa angustiosa sensación de dolor.

Una vez concluído el trayecto, una vez que regreso a casa, dos horas más tarde, tengo que volver al mismo sitio pero no tengo ganas de enfrentarme de nuevo a semejante tortura, así que me pillo la bici y lo hago dando pedales. No hay color. Aunque las piernas duelen, es soportable.

Safe Creative #1007090003507

0 Comentarios