El bicho que pita

Hace algún tiempo que no salgo a correr con Amaia y hoy me animo a acompañarla. La ruta es la habitual que suele seguir a diario pero tiene una novedad: su nuevo GPS de running y el entrenamiento por zonas que puede programar.



Su viejo cacharrito pasó a la historia. El Garmin Forerunner 305 tiene una vida útil y, en cuanto la batería dice basta, deja de funcionar para siempre. Y esto suele ocurrir a los dos años y poco, una vez pasado el período de garantía. Es lo que se denomina obsolescencia programada.

Pues bien, visto lo visto, y después de mirar otros chismes similares y de muchos precios diferentes, se ha decantado por coger el más barato: el Kalenji 300. Sale a mitad de precio que el Garmin más económico y, si va a durar poco más de dos años y tiene las funciones mínimas que necesita, no le joderá tanto cuando se muera.

Ya lleva con él unas semanas y está encantada. Tiene más funciones que el FR305, detecta mucho antes los satélites, los gráficos son más completos, la pantalla es más programable y personalizable, ..., y tiene entrenamiento por zonas. Y en esas está, con una zona definida, de modo que en cuanto se sale de ella el bicho pita y pita y casi se vuelve loco avisándola, jajajaja, ....

Hoy no ha callado. Hemos hecho nueve kilómetros a un ritmo mucho más fuerte que de costumbre. Los dos íbamos muy bien y, a pesar de los avisos del GPS, no le hemos hecho ni puto caso. Amaia ya corre mucho y su ritmo me resulta muy cómodo y muy divertido. Va a llegar un momento en el que me haga ir con la lengua fuera, ya lo veo.

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