Natación sincronizada

Nueva jornada de natación, más que nada, para no perder la costumbre. Con el Everest a la vuelta de la esquina, estoy dando prioridad a las salidas en bicicleta y la piscina me deja muy vacío, de forma que correr es el deporte complementario al que le estoy dando más preferencia.



Por primera vez, voy a la piscina después de currar, pasadas las ocho de la tarde. Nada más llegar, me doy cuenta de que no es muy buena idea porque el ascensor de subida está repleto y hay gente que se tiene que quedar fuera. Ya en el vestuario, aún es peor. Cuesta hasta coger un sitio para cambiarse.

Parece que la gente prefiere ir a nadar después del trabajo y también es horario de cursillos. Cuatro calles están ocupadas por ellos y la grande repleta de bicicletas de agua. Con todo ello, solo quedan dos calles para nadar.

Me meto en una de ellas y la compartimos hasta siete personas pero, afortunadamente, nadamos a un ritmo similar y no se producen adelantamientos ni nadie que ande estorbando a los demás. Dentro de lo que cabe, a pesar de estar muchas personas, puedo hacer veinte largos seguidos nadando muy a gusto, de una manera muy sincronizada entre todos.

Podría quedarme más tiempo pero tampoco me quiero pasar. Hasta que no termine el Everest y me empiece a centrar en los acuatlones, no creo que aumente mucho las distancias, a no ser que coja calle par mí solo algún domingo de estos.

- 20 x 1 (50 m). crol.
Total: 1.000 metros

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