Nocturna de una hora

Las mañanas ya están ocupadas y no queda más remedio que utilizar las tardes para hacer deporte o, más bien, la noche. Con una temperatura de 23ºC a las 22:30 no es mucho problema e incluso se disfruta más el paseo en solitario por la villa.



No me apetece salir con un kilometraje en la cabeza y, por primera vez desde hace mucho, prescindo de la medición de la distancia y paso a una medición del tiempo con un reloj de pulsera. Con una hora, si voy a buen ritmo, será suficiente.

La ruta que escojo es la del parque de Ollargan para comprobar si hay luces para una salida nocturna que voy a hacer con Amaia. No hay nada en toda la falda del Malmasín y tendremos que llevar luz artificial si queremos meternos por ahí porque no se ve absolutamente nada.

Tras dar una vuelta completa al parque, regreso por la orilla de La Peña hasta llegar a San Antón y, como no llego ni a los tres cuartos de hora, me tengo que ir hasta el ayuntamiento para dar un rodeo por el Casco Viejo y completar la hora en el portal de casa con unas muy buenas sensaciones. Siempre me ha gustado mucho correr de noche y es algo que tendré que repetir a menudo.

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