Con agua no hay alforjas

Hoy es jueves y, aunque ayer también salimos a correr de noche, repetimos la jugada. Tenía planes de cicloturismo con alforjas para estos cuatro días pero no han podido ser por las malas previsiones meteorológicas. Me da pena porque, por las fechas en las que nos encontramos, esto supone cerrar la temporada de viajes alforjeros que tantas satisfacciones me han dado este año. Los días ya se acortan mucho y habrá que buscar otro tipo de salidas.



En cuanto a la sesión de carrera, nos llueve desde el mismo momento de salir de casa. No es una lluvia muy molesta y, después del fuerte calor de anoche, casi hasta se agradece. A un ritmo suave, vamos haciendo hasta llegar a los nueve kilómetros, una salida muy corta para lo que venimos haciendo últimamente.

Las molestias ya han desaparecido completamente. A raíz de la clavada lumbar me surgieron diversos dolores por pisar mal: abductores, tibial y gemelos. Todo un ejemplo de que cualquier ligera molestia puede ser muy perjudicial en este deporte tan agresivo como la carrera a pie. Parece una tontería esto de correr pero, o se hace con fundamento, o te lesionas de todo. Menos mal que ese aspecto negativo también me ha enseñado a cuidarme. Los hábitos de entrenamiento son mejores y no digamos la alimentación y la hidratación, algo que tenía muy descuidado con la bicicleta pero que la carrera a pie me obliga a tener vigilados.

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