IV. Bilbao Night Marathon

Hoy es el día para el que nos hemos estado preparando en las últimas semanas. Por cuarto año, se celebra el Bilbao Night Marathon aunque, viendo la participación que tiene, se podría llamar Bilbao Night Medio Marathon perfectamente. La gran mayoría se ha inscrito a esta distancia y creo que, en el futuro, será algo cada vez más acentuado porque los 42km, con tan poca gente, son muy aburridos.



El día es pasado por agua pero nada que ver con las previsiones que teníamos. Tan solo chispea algo y el sirimiri forma parte de nuestro ADN, así que mejor de lo que se esperaba.


Antes de tomar la salida, nos ponemos en la cola de los aseos del chiringuito que hay junto al parque infantil. Yo no recuerdo bien del año pasado pero creo que no han puesto aseos para la carrera o, si los han puesto, los tienen muy escondidos.


Con el tiempo bastante justo, nos ponemos en la parte final de los participantes de la medio maratón. Vamos a ser fieles a nuestra costumbre de salir los últimos. Este año han colocado una cinta para separarnos de los que corren la carrera pirata y que salen unos minutos más tarde.


A diferencia del año pasado, la salida se da con bastante puntualidad pero, en vez de salir todos juntos, se inventan una salida por colores cada dos minutos. No acabamos de entender muy bien este sistema que te fracciona la carrera desde la misma salida porque ya es suficiente con agruparnos por colores para que los más rápidos salgan delante.


La salida por Uribitarte, en cuanto al ambiente, es lo mejor de la prueba con los fuegos artificiales despidiendo a los corredores. La pena que se haga un buen tapón en el giro de Euskalduna.


Pero pronto se va despejando todo y en la Gran Vía ya se corre con comodidad y con mucha compañía. Mientras unos vamos para Moyúa, otros ya están de vuelta. Lo peor sigue siendo el invento este de dar la salida de la carrera pirata unos minutos después, con gente que corre a mucha más velocidad que los que vamos para largas distancias, y que hace que les estorbemos a ellos y que nos molesten a nosotros.


El desvío por el parque de Doña Casilda separa ya la prueba y empieza el tema de coger un buen ritmo, algo difícil hasta el momento. Este tramo coincide con el comienzo de una lluvia algo más fuerte que ya nos acompañará casi toda la noche, aunque sin llegar a ser molesta nunca.


Lloviendo no se pueden sacar muchas fotos y me guardo la cámara en la riñonera. Además, salen muy movidas porque la iluminación es bastante tenue en todo Bilbao. El ritmo que nos marcamos nos permite ir charlando y, gracias al buen entrenamiento que llevamos encima, hace que disfrutemos mucho de esta distancia, yendo siempre de menos a más.


En la vuelta de Elorrieta, podemos ver al primer clasificado del maratón en su segunda vuelta. Yo le digo a Amaia que no nos va a doblar pero ella no está tan segura porque acaba con alguna molestia. Algo que no le impide apretar un poco al final y que nos permite disfrutar de los últimos kilómetros con la chorrada de que no nos pase.


En efecto, no nos alcanza y tenemos oportunidad de ver cómo corta la cinta en meta. Por lo que nos atañe, bajamos un cuarto de hora el tiempo de Madrid, algo muy meritorio cuando no solemos correr de noche, cuando no hemos podido coger un buen ritmo hasta el cuarto o quinto kilómetro y cuando la lluvia agarrota un poco la musculatura.


Camino de casa, vemos cómo siguen los pocos participantes del maratón. Van todos de uno en uno y muy espaciados. El aburrimiento lo tienen garantizado. Después de lo que pasé yo el año pasado, me dan mucha pena. Ya no hay espectadores, ya no hay música, ya no hay ganas de nada. Lo dicho, ¡vaya mierda de maratón!


Bueno, aunque la distancia ya ha caído en muchas ocasiones, es el segundo medio maratón oficial que completamos y con bastante suficiencia. Parece que fue ayer cuando empezábamos a correr pero no, ya llevamos un tiempito.

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