Día suave para seguir haciendo cosas pero sin demasiado desgaste. Tengo que hacer un pequeño recado y Amaia sale antes que yo. El recorrido es el habitual así que sé por dónde pillarla.
Me la encuentro por el Museo Marítimo y me lleva un kilómetro y medio de ventaja porque suele dar unas vueltas previas por los muelles y yo, sin embargo, he ido directo. Eso sí, a un ritmo mucho más alto de lo habitual y que me sería difícil mantener por mucho más tiempo.
La salida es de las cortas pero eso ya significa hacer diez kilómetros, lo de todos los días. A mí se me queda en ocho y medio, algo más que suficiente como para mantener la costumbre de hacer algo a diario pero que se puede considerar como un descanso activo.
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