XXXV. Marcha Goi-zale

Entre una cosa y otra, la llegada a casa del medio maratón es a las tantas. Si a esto le añadimos un rato para ducharme y comer algo, apenas me da tiempo para dormir unas pocas horas. A las 05:00 tengo puesto el despertador para poder desayunar con fundamento para ir a Gernika y recorrer los 24km de la marcha que organiza el club de montaña Goi-zale.

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Como no sabía si tendría ganas después de la carrera nocturna, no me he inscrito con anterioridad y tengo que ir un poco antes. A las 07:15 ya estoy en las instalaciones del club organizador y, como está lloviendo, me vuelvo al coche hasta que den la salida a las 08:00.


Estamos unos cincuenta participantes y salimos bajo la lluvia rumbo a un sendero que sube a Lumo. El sendero es estrecho y vamos en fila de a uno pero, en cuanto tengo oportunidad, avivo el ritmo y me quedo solo.


Empiezo a correr en el tercer kilómetro y ya no paro en toda la marcha. El terreno es muy cómodo, sin apenas pendientes extremas en las que no se pueda trotar. Me encuentro con otros dos chicos que también van corriendo y, metro delante, metro detrás, llegamos al avituallamiento.


La marcha discurre por terreno boscoso en su mayor parte y no existen grandes vistas. En los pocos claros a los que salimos, la niebla lo cubre todo y tampoco podemos disfrutar del paisaje.


Cada vez llueve más y se empiezan a formar grandes regueros y cascadas. Los pequeños senderos se van encharcando y doy gracias al inventor del Goretex® porque me permite continuar con los pies secos por mucha agua que caiga.


En esta marcha no se sube ninguna cota importante pero no se deja de acumular metros de desnivel, con un perfil muy rompepiernas, con continuas subidas y bajadas. Es un recorrido idóneo para la carrera y, como cada vez llueve más, no tengo intención de pararme.


Aunque lo tengo bastante olvidado, la mayoría de caminos por los que vamos pasando me los conozco de hacer senderismo familiar por esta zona. Ya hace muchos años que nos dio por recorrer todas estas pistas gracias a unas fichas coleccionables de senderismo en la Reserva de Urdaibai.


Llego al avituallamiento del kilómetro diez. Por lo que parece, soy el primero que asoma por allí y me da un poco de vergüenza ponerme a comer nada. Aunque hay gran variedad, tan solo cojo un trozo de plátano, una onza de chocolate y una galleta antes de partir justo cuando llegan los dos compañeros que también están corriendo.


A partir de este momento, se me estropea la cámara de fotos porque no para de llover y se me empapa la funda en la que la llevo. Los dos compañeros de marcha que iban tras de mí me adelantan y sigo tras ellos casi hasta llegar a Forua. Llevan un ritmo algo más alto del que llevaba yo yendo solo y me viene de cine como referencia.

Se detienen un rato para colocarse bien las zapas y yo llego a Gernika poco antes de las once. No parece que haya nadie y, cuando llegan los dos compis, me dicen que me puedo duchar en el polideportivo. Como luego van a volver, les pido que avisen a la organización de que yo ya me he ido aunque, al ir al coche a por la ropa seca, me los encuentro y me retiran la txartela de control.

Es la primera marcha que hago íntegra a la carrera y me ha gustado mucho la experiencia. Correr bajo la lluvia es divertido y más por terrenos como estos y con las marcas tan bien colocadas.

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