Ganguren a la carrera

Siguiendo un meticuloso plan de entrenamientos para que Amaia se vaya adaptando a esto de ir corriendo por montaña, hoy tenemos una salida que tiene como meta la ascensión al Ganguren partiendo de casa. Tras un pequeño calentamiento inicial, son seis kilómetros de subida continuada alternando tramos de asfalto con otros de pista, con algunas rampas con pendientes que rondan el 30% como puntos críticos. La ruta completa, que sigue el trazado del Anillo Verde de Bilbao por la margen derecha, supera con creces los 600 metros de desnivel acumulado.

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El trazado que vamos a seguir no tiene problemas de senderos embarrados pero se agradece que el día, aunque plomizo, no salga lluvioso. Los primeros kilómetros de calentamiento los hacemos llegando a Txurdinaga por Bolueta, previo paso por el paseo de Los Caños.


Se agradece tener estos tres kilómetros para entrar en calor antes de acometer las duras rampas del camino Azkarai que, con picos del 30% en algunos rampones, nos acerca hasta el sanatorio de Santa Marina.


En apenas unos cientos de metros ya tenemos unas vistas enormes de todo Bilbao, sobre todo de la zona sur que es por donde estamos ahora. Estas vistas nos acompañarán en todo el recorrido por el cordal de la sierra del Ganguren.


A la altura de las casas de Etxezuri, en el primer descanso que ofrece esta subida, nos encontramos con algunos de los carteles indicativos del Anillo Verde.


Menos mal que hay este descanso en medio porque lo que viene es más duro todavía. A mano izquierda se toma un estrecho camino asfaltado que nos lleva directamente a la carretera que va de Artxanda a Santa Marina.


El perfil de este tramo de subida, con 200 metros de desnivel en menos de dos kilómetros, evidencia su dureza.


Un pequeño descenso por un sendero por fuera del arcén de la carretera nos sirve para llegar al sanatorio. Por detrás, siguiendo la carretera que va a Etxebarri, encontraremos la pista que buscamos que, aunque nos salgamos del Anillo Verde, nos lleva a nuestro objetivo del día.


Ya estamos con el otoño muy avanzado y apenas hay hojas en los árboles. El fuerte viento de hoy tira las pocas que quedan.


Esto es algo de lo que más me gusta de correr por montaña. El piso se vuelve mullidito y las articulaciones lo agradecen.


Llegamos a la altura del antiguo Parque de Atracciones y nos cruzamos con un grupo de corredores que vienen por otra pista. No es habitual ver a chicas corriendo por el monte y miran a Amaia como con cara de sorprendidos.


Para acceder a las antenas del Ganguren, optamos por la pista en vez de tomar el sendero directo. Es la primera vez que me meto por aquí corriendo sin bicicleta.


Y coronamos tras la caseta. Una que yo me sé está más feliz que una perdiz por haber llegado hasta arriba del tirón, sin necesidad de tener que parar de correr en estos nueve kilómetros.


Tomamos un pequeño avituallamiento en la cima, disfrutando de las pedazo vistas que ofrece esta cumbre tanto del Gran Bilbao como del Txorierri.


Y para abajo que vamos en busca de la vecina cima del monte Avril que nos pilla de camino a Artxanda.


Cruzamos la carretera del Vivero tras descender una pista, algo más complicada por estar plagada de trialeras, y que nos recuerda que tenemos que entrenar bajadas de este tipo.


De nuevo en el trazado del Anillo Verde, lo seguimos gracias a los carteles que hay por todas partes y que impiden que alguien se pierda.


Ya llevamos unos cuantos kilómetros y la falta de costumbre de hacer estos acumulados a la carrera empieza a pasar factura con tanto sube y baja continuado.


Por no dejar de correr y abandonar la pista por un estrecho sendero que lleva a ella, dejamos la cima del Avril para otro día y nos plantamos en un ti-tá en el área recreativa de Iturritxualde.


Volvemos a pisar asfalto para iniciar el descenso hasta la pasarela que cruza la carretera de Artxanda que sube por Otxarkoaga.


Nos empieza a chispear un poco y es posible que todavía nos mojemos algo. Hay un buen nubarrón sobre nosotros algo amenazante.


Llegamos a uno de los puntos importantes de la jornada, donde Amaia debe decidir si tiramos ya para casa o si seguimos un poco más por el camino del Anillo Verde hasta Artxanda para bajar a Bilbao por el puente de La Salve.


Se encuentra con fuerzas y decidimos hacer la tirada un poco más larga, así que nos metemos por un tramo de Anillo que no conocía y que evita tener que correr junto a la carretera.


Vamos bordeando la villa por encima de Zurbaran por este camino tan coqueto y nos empieza a llover con algo de fuerza.


Se van sucediendo pequeños miradores con unas vistas muy buenas de todo Bilbao y pequeñas rampas, tanto de bajada como de subida.


En alguna de esas fuertes rampas tenemos que ir andando a paso ligero porque se hace a la misma velocidad que trotando y no merece la pena ir castigando los gemelos. De hecho, el mío, que ya pensaba que estaba completamente curado, empieza a darme guerra.


Encontramos una fuente en la que poder repostar y rellenar el bidón que llevo en la riñonera. Amaia va con depósito a la espalda y no le hace falta.


La pista se va estrechando cada vez más hasta quedarse en un pequeño sendero que pasa bajo el funicular de Artxanda por un estrecho túnel.


Salimos de este túnel y viene una subida fuerte para clavar bien las piernas. Este terreno de continuas subidas y bajadas se hace bastante duro.


Por fin, llegamos a la pista que andamos buscando para bajar a la ría a la altura del Guggenheim. Es una pista de gravilla y de fuerte pendiente que termina junto a los nuevos túneles de Artxanda.


La parte baja es una especie de parque con la pista roja a modo de bidegorri que empalma con el puente de  La Salve.


Decidimos volver por el Campo Volantín y bajamos por las escaleras del puente. El GPS se me vuelve tonto en la bajada y me va pegando saltos de lado a lado de la ría.


De nuevo corriendo por el llano, llegamos hasta el puente de La Merced, donde damos por concluida la jornada con 19km.


Siguen cayendo registros en esta especialidad y con síntomas de no tener tope por el momento. Las posibilidades que ofrece esta disciplina son inmensas.

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