Orozko Mugari Bira (sin Itxina)

Hace un par de semanas, descubrí en Internet una propuesta muy interesante: la Orozko Mugari Bira, una marcha de 62km y más de 4.000 metros de desnivel que recorre los límites del municipio de Orozko de mojón en mojón. El planteamiento es de marcha libre para que cada cual se lo monte cuando quiera así que, tras desistir la semana pasada por la incesante lluvia caída, hoy madrugo para tomar la salida antes de que salga el sol.

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Me planto en Areta (Llodio) a las 05:45 y, tras prepararme un poco, recorro unos metros hasta el aparcamiento del peaje de la autopista de Anunzibai (128m) donde tiene lugar el inicio oficial de la marcha. Hace fresquito pero la temperatura me pare óptima para la hora que es y, dos minutos antes de las seis de la mañana, empiezo a caminar.


El plan que tengo es el de correr todo el tiempo que pueda pero no hasta que amanezca. La primera subida me lleva a coronar Elorritxugane (721m) en unos cinco kilómetros y me gustaría ver amanecer en el alto, así que me tomo este inicio con bastante calma. Además, el tramo de sendero que me encuentro al cruzar el arroyo de Aranguti está muy cerrado de zarzas y me llevo un porrón de arañazos en las piernas. Como quiero correr lo máximo posible, vengo con las mallas piratas y los calcetines cortos, y las piernas desnudas lo pagan de salida.


Menos mal que esta zona de Lupetzeta pasa rápido y entro en unas pistas mucho más cómodas. Atravieso el barrio de Pagazandu y continúo para arriba hasta la cima de Elorritxugane, también denominado Kukutza.


El amanecer se retrasa un poco. He subido algo más rápido de lo que tenía calculado y, a pesar de que esta noche ha sido el cambio al horario de invierno, aún no ha amanecido. Echo un vistazo hacia el valle y se aprecia perfectamente todo el valle del Nervión con su columna de luces.


El perfil de la Sierra Salvada empieza a vislumbrarse con la primera luz. La temperatura es buena y, aunque hace un poco de viento, espero unos minutos para disfrutar del amanecer desde la cruz del alto.


El sol se alza rojo, esta noche también se ha vertido sangre. Al igual que en la escena de Las dos torres, llega el momento de ponerse a la carrera campo a través.


El camino es idóneo para la carrera, siempre por buenas pistas o mejores campas de hierba. Se va transitando por todo el cordal de esta humilde sierra de Arrola hasta llegar al alto de Aspaltza (684m), o Peña Negra.


El descenso se hace mayormente por bosque con un paso inicial difícil de encontrar donde se salta una alambrada. El terreno y la ruta me obligan a bajar andando con el GPS en mano porque hay que ir siguiendo diferentes senderos ocultos entre la maleza.


Hasta que se sale del bosque en una pista cementada que ya no tiene pérdida hasta llegar al final de la primera etapa de la Orozko Mugari Bira: Uribiarte, a donde llego corriendo por la carretera del puerto de Altube. Llevo recorridos unos 14km y con muy buenas sensaciones.


Termina el descenso y toca volver a subir. Esta vez la subida es de las de mucho desnivel acumulado porque me voy a adentrar en pleno macizo de Gorbea y acabaré muy por encima de los mil metros.. Conviene poner un ritmo alto de ascensión pero sin quemar las naves corriendo en estas fuertes pendientes que me voy a encontrar.


La primera cima reseñable a la que tengo que subir es Lakide (609m) por una pista cubierta de maleza y en la que me voy encontrando un montón de bidones desperdigados que tienen pinta de contener gasolina. Me mosquea bastante y estoy a punto de llamar al 112 para avisar, no sea que algún pirómano tenga preparada la jugada, pero no tengo cobertura y luego ya me olvido del tema


Corono Lakide con un fuerte viento que me acompañará en casi todo el recorrido. El día es, por lo demás, perfecto para andar por el monte. Tan solo me preocupan unas nubes negras que vienen del sur y que espero que no me estropeen el día, ya que las previsiones de lluvia no llegaban hasta mañana.


Sigo corriendo por el cordal en este terreno de descanso antes de acometer una de las pendientes más duras del día. Hasta llegar al collado de Katzabaso (617m) solo se puede mantener la vista fija en la pista que sube directa hacia Nafarkorta (1.019m).


Empiezan a aparecer señales del Parque Natural indicando las diferentes rutas que se nos presentan y tiro por la pista ganando altitud rápidamente.


Las vistas hacia el sur son preciosas y destaca el colorido de los bosques en esta época del año.


Dejo la pista que se dirige a Nafarkorta bordeando su cima hasta llegar al collado que hay entre éste y Aranekoarria (1.017m) para, desde ahí, enfrentarme a la dura ladera del Oderiaga (1.245m) con un viento lateral tremendo.


La cima rocosa del Oderiaga es uno de los puntos más espectaculares de todo el recorrido de esta preciosa ruta, con unas vistas increíbles de todo el valle de Orozko, el cual se trata de rodear por completo, pero no me puedo detener más que unos pocos segundos porque el viento me lanza hacia el precipicio. Lo justo para hacer un par de fotos y para abajo hacia la pista que me llevará.


Ya tengo a la vista el Gorbea, la cota más alta y más emblemática de la ruta, pero toca descender de nuevo hasta llegar a Austigarmin (1.087m) por una pista de gran pendiente en la que me cruzo con un pastor de vacas que empuja a su rebaño desde un poderoso todoterreno encaramado a la pared de la montaña.


Esta parte del recorrido la disfruto mucho. Ya he sobrepasado la veintena de kilómetros y me encuentro genial, llevando un ritmo muy bueno y sin ninguna molestia. Todo marcha bien.


La llegada a Austigarmin me trae muy buenos recuerdos de la reciente marcha de Orozko en la que participé hace unos días. Aquí estaba situado el último avituallamiento y, dentro de poco, conectaré con el mismo trazado que llevé aquel día. En este punto, si se tiene idea de seguir el plan de los organizadores de la marcha para realizarla por partes, concluye la segunda etapa.


Por suerte, al abrigo de todos estos montes no sopla tanto el aire y se puede disfrutar más porque, por los altos, resulta bastante desagradable.


Por primera vez en lo que va de jornada, el sol luce con fuerza y las fotos lo agradecen. Aún así, no llega a calentar demasiado y me mantengo con la chaqueta ero con todas las cremalleras abiertas.


A mano derecha queda el Oderiaga y me flipa ver al todoterreno blanco encaramado a semejante pared como si de una prueba de TopGear se tratara.


Este terreno que transita ladeando el Usotegieta (1.188m) sigue siendo muy corredor y me mantengo a un buen trote hasta llegar a un abrevadero. Llevo mucho tiempo sin reponer agua y sin comer nada, así que aprovecho que esta fuente tiene agua fresca para echar un buen trago y rellenar el bidón. Las dos fuentes que he visto antes en mi camino estaban secas y empezaba a estar un poco preocupado.


Tras comer unas cuantas galletas príncipe, como la ruta viene a estar en su mitad, me cambio también de calcetines. Es una rutina que me está yendo muy bien en tiradas largas, donde suelo ponerme unos más frescos para evitar ampollas en la segunda parte de los recorridos. A partir de aquí, tras alcanzar Muskurinau, el trazado es calcado por unos cuantos kilómetros al de la Orozko Harana.


Un fuerte descenso me deja en Lapurzulo donde tengo que cruzar el arroyo que baja por la canal del Urratxa (1.060m) que, tras las lluvias de estos días, baja crecidito y me supone algún que otro problema. Con ayuda del bastón que llevo, del Goretex de las zapatillas y de un par de piedras colocadas en puntos estratégicos, consigo pasar al otro lado sin mojarme los pies aunque con algún que otro susto pensando en que daba con el culo en el fondo del arroyo.


Esta zona es una chulada. Me toca subir al Gorbea (1.481m) por esta vertiente que tengo bien reciente y solo hago alguna foto a la entrada del tupido hayedo.


Es buen terreno para correr pero tengo que ir andando para no perder las marcas rojas que hay pintadas en los troncos de los árboles hasta empalmar con la senda Egillolarra que viene de las canteras de Murua.


A partir de aquí, lejos del abrigo del hayedo, el viento empieza a azotar de una forma exagerada. Por suerte, lo llevo de espaldas y no molesta demasiado en esta dura empresa de llegar a la cruz por esta exigente pendiente. Alcanzo los mojones que marcan los límites de Orozko, Zuia y Zeanuri y, en vez de girar a la izquierda para ir en busca del siguiente mojón, como es lo más natural y los organizadores de la marcha dejan abierta la posibilidad, tiro hasta la cumbre del Gorbea.


¡Cómo no! En la cima del Gorbea siempre hay un montón de gente. Da igual la época del año en la que vengas que nunca haces cumbre en solitario. Llego pasadas las 12:30, más o menos a la hora que tenía prevista.


El viento es demasiado y las nubes que se acercan a toda velocidad desde el sur no presagian nada bueno. Apenas me quedo unos minutos para comer unas galletas sentado en la hierba del lado norte, algo más protegido y con la magnífica vista de Bizkaia entera a mis pies.


La gente que sube por esta vertiente tiene el aire de cara y las pasan putas para avanzar. Yo también las paso canutas para volver a ponerme en pie para iniciar el rápido descenso hacia Zastegi.


A la carrera, conecto de nuevo con el track que abandoné en los mojones antes de adentrarme en la zona de helechos que hay antes de llegar al fondo de este coqueto valle.


Paso por detrás de una de las chabolas de la pradería para empezar a subir hacia el cordal del Gorosteta (1.261m) por la ladera pedregosa.


El camino de subida está difícil de encontrar y me guío por el track del GPS. La protección del Gorbea va a dejar de estar a mi servicio en cuanto coja altitud y vuelva a estar expuesto al fortísimo viento del sur.


Empiezo la subida tambaleándome. Sin duda, las rachas más fuertes están teniendo lugar en este preciso instante. Es muy molesto y no me gusta nada andar por rocas en estas condiciones.


Hasta que, poco antes de llegar arriba, a tres cuartas partes de la subida, un golpe de aire me desequilibra y me pego una buena hostia en la rodilla al tropezar con una de estas rocas.


Me quedo unos cinco minutos sentado frotándome la rodilla para que se me pase la molestia y, mientras espero a que se me pase el dolor del golpe, decido que voy a cambiar esta parte del recorrido por una ruta más larga pero más cómoda, dejando todo el tramo de Itxina por un paso fácil por Arraba bajando hacia Pagomakurre.


Vuelvo un poco sobre mis pasos pero apuntando hacia el collado de Igiriñao, a donde se sube cómodamente viendo la hilera de personas que bajan del Gorbea camino de Arraba.


Esta zona es preciosa. Asoma delante mío todo el valle de Arratia y me centro en la dura pista de Arimegorta que, para un amante de los puertos de bicicleta como yo, tiene un atractivo especial.


Arraba es uno de los lugares más maravillosos de Bizkaia y siempre es un placer caminar por estas campas. Con Lekanda (1.302m) frente a mí, bordeo todo el pradería pasando bajo el cordal del Gorosteta.


En toda esta zona, podría ir corriendo pero decido disfrutar del lugar caminando tranquilamente y comiendo algunas galletas más. Sí, galletas príncipe, ya que solo me he traído un paquete de galletas para comer.


Al abrigo que me ofrece el cordal montañoso, se está de maravilla. La temperatura al solete es muy agradable y me cuesta arrancar pero, viendo las nubes que vienen amenazando por el sur, me doy cuenta de que no me debo entretener demasiado.


Me da pena dejar de lado Lekanda y no adentrarme en Itxina para buscar la salida por el ojo de Atxulaur pero, como ya no voy a poder oficializar mi recorrido, mantengo la opción más larga que, al final, también será la más rápida.


Así que me vuelvo a poner a correr con idea de no parar hasta que llegue al coche. La bajada a Pagomakurre (880m) es cómoda y la hago mezclado con la gente, a la que tengo que ir regateando.


Llego a Pagomakurre con más de cuarenta kilómetros y por encima de los tres mil metros de desnivel acumulados, pero con muy buenas piernas. El bidón solo tiene dos tragos más y decido no recargar hasta que llegue a la fuente de Bikotxgane para no perder más tiempo porque los días ya son muy cortos y me gustaría coronar la última cima del día con luz natural


La pista que enlaza con el track de la marcha está muy clara pero bastante embarrada y encharcada. En varias ocasiones meto la zanca a gusto pero sin llegar a superar el nivel de la caña de la zapatilla.


Esta pista es una delicia para correr por ella. El terreno es ligeramente en descenso y se hace muy agradable también por el piso tan cómodo sobre mullida hierba.


A veces me adentro en el bosque y a veces lo bordeo. Voy con el GPS en la mano y activo el mapa en la pantalla para no perder de vista el track, no sea que me despiste en algún sendero.


Llega un momento en que se conecta con la pista hormigonada que enlaza Bikotxgane con Larreder y que pasé en bicicleta tan solo hace unos días. Pero esta pista se abandona enseguida para dirigirse hacia el puerto de Bikotxgane (565m) por la ruta más directa.


Este es el final de la tercera etapa de la marcha y me dirijo a la fuente que hay en el mirador de la cima del puerto porque ya no me queda agua y, al ir corriendo todo el rato, estoy bastante seco.


Pero llego a la fuente y está seca. Esto no me lo esperaba y me pega un pequeño bajón. Aún me quedan unas galletas y decido que es buen lugar para descansar unos minutos terminando el paquete para afrontar la parte final de la ruta, lo que es la cuarta etapa de la marcha.


Me cuesta bastante levantar la valla que hay en Bikotxgane para acceder a la pista que se dirige a Garaigorta (660m) a través del pinar. Atrás queda el Parque Natural de Gorbea y me adentro en la sierra de Mendigisa.


Los primeros metros por el bosque de pinos dan paso a un terreno kárstico en el que tengo que guardar la cámara de fotos para mantener la atención en el hueco entre rocas donde pondré la siguiente pisada, dejando las manos libres por si acaso tropiezo. Siempre me he considerado bastante pato andando por sitios así.


Llego a la cima de Garaigorta en poco tiempo pero sin ninguna prisa por un sendero marcado por hitos algo complicado de seguir y disfruto de la espectacular caída hacia el valle de Zeberio.


A partir de aquí, con la altitud del cordal conseguida, se suceden una serie de cumbres sin demasiada dificultad. Vuelvo a ponerme a la carrera cuando las piedras de Garaigorta por fin desaparecen.


Aizbelaga (638m) es la siguiente cima de la cresta. Ya casi son las cinco de la tarde y espero llegar al final del cordal de día, así que aquí ya me doy bastante más prisa.


El pequeño refugio de Arrugaeta (672m) es el siguiente punto que me ve pasar. El sol comienza a caer con rapidez y no debo entretenerme mucho, así que aminoro un poco el ritmo de fotografías que llevo porque creo que voy  andar muy justo, al tiempo que acelero más la marcha. No llevo agua desde hace bastantes kilómetros y me empiezo a notar algo deshidratado.


Voy pasando por las diferentes cumbres del cordal: Arrizurigana (654m), Axpuru (678m) e Iñarrako Punta (666m) sin acumular apenas desnivel entre ellas y con la cima del Untzueta (766m) casi siempre a la vista. O me doy prisa o todavía se me hace de noche.


A las 17:15 me encuentro con un paisano que viene con un perro y una cesta de setas recién cogidas por estos lares y cruzamos unas palabras antes de acometer la última subida del día. Si mal no recuerdo, es la única persona con la que hablo en todo el día. Y menos mal porque me falta la saliva. Hace tiempo que necesito beber algo.


Casi media hora más tarde, me encuentro en la cima de Untzueta tras ascender por su cara sur agarrándome a la maleza con las manos. Ya en la Untzueta Lasterketa, que además estaba lloviendo, me pareció un coñazo de acceso final y esta vez no es diferente. Cuesta bastante encontrar una ruta cómoda para acceder a las antenas en semejante pendiente y más con el aire azotando a destajo. Por suerte, ya no sopla tanto como en Gorbea a mediodía y es más soportable.


En la primera cumbre del día he podido disfrutar del amanecer y en esta última tengo la suerte de hacer lo mismo con el ocaso del sol sobre la Sierra Salvada en una estampa preciosa.


Ahí abajo está Llodio y me espera un descenso muy pronunciado donde espero no castigar demasiado a mis pobres piececitos. Si me doy prisa, con la claridad que todavía hay, es posible que llegue al coche sin tener que encender la linterna.


Y me pongo a la carrera desde arriba, unos metros por cemento para salvar las dos últimas herraduras y lo demás por pistas en caída libre.


Consigo llegar a la altura del peaje de la autopista con luz suficiente y con la boca más seca que recuerde en los últimos tiempos.


En el aparcamiento de inicio y fin de la marcha, apago el GPS a las 18:31 horas con 12:33 horas de tiempo bruto empleado en los 66,500km de distancia que me ha llevado completar la ruta. Han sido 01:11 horas de paradas para un tiempo neto de 11:22 horas y 4.182 metros de desnivel positivo acumulado. Vamos, que ha sido una ruta estupenda y de cierta dureza pero, sobre todo, ha sido una vuelta a Orozko preciosa y en la que he disfrutado mucho. Sin duda alguna, la Orozko Mugari Bira es, y más como está planteada, una marcha muy aconsejable. Habrá que repetirla más adelante pero con Itxina para poder figurar como finalista.

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