45. Aizkardi Ibilaldia

Hoy tengo mi tercera participación en la Aizkardi Ibilaldia, una marcha de largo recorrido que organizan en la localidad guipuzcoana de Villabona (60m) y que me tiene enganchado. Este año, a diferencia de los otros dos en los que he estado, la ruta tira para el norte.

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45. Aizkardi Ibilaldia Villabona 45 km 2280 m+ IR


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Pongo el despertador para las 05:00 de la mañana. La salida es a las 06:30 y así tengo tiempo suficiente como para prepararme un buen desayuno. He dormido muy bien y me levanto muy animado. En el aparcamiento en el que paro a dormir hay bastantes menos furgometas que otros años y la participación ha bajado un poco. Aunque la marcha es gratuita, creo que se nota el precio de la gasolina.


Salimos con una puntualidad exquisita desde los cajones que disponen para cien participantes, por riguroso orden de inscripción. Como tengo el dorsal 566, salgo a las 06:33. Esta gente se da una vida impresionante. Lo hacen muy bien.


La salida es bastante llana, camino de Zizurkil. Seguimos el sendero lateral de un arroyo y no tardo en ponerme al trote, casi desde el mismo inicio. Muchos participantes hacen lo mismo.


Pasamos por un par de caseríos y unas campas muy chulas mientras se inicia la ascensión al primer alto de la jornada: Eskatzu (512m).


Son más de cuatrocientos metros de desnivel pero apenas me entero. Voy muy entretenido con la salida del sol por el este y se me pasa enseguida.


Por ahora, el terreno está siendo fácil, con buenas pistas y terreno de hierba mullida. Se nota que he salido a la carrera desde el inicio porque no he pillado la típica aglomeración de siempre en las primeras subidas.


Cuando llegamos al alto, las vistas de la costa donostiarra son estupendas. Se divisa perfectamente la bahía de La Concha. Este inicio es muy diferente al que recuerdo de otras ediciones.


Un ligero descenso antecede a la cortita subida al Andatza (562m). Hay un buzón junto a las antenas pero la presencia del avituallamiento un kilómetro más abajo hace que no pare nadie.


Llego al control y avituallamiento de Juanasoro (330m) a las 08:03. Llevo once kilómetros y solo paro para comer un trozo de manzana y medio plátano. También me tomo un caldito caliente.


El descenso es un poco feo, con unas balsas en obras. Me detengo en una roca para quitarme las mallas finas que llevo por encima de las piratas de correr. También noto un poco de molestias en los juanetes de ambos pies y me los forro con esparadrapo para protegerlos.


El descenso nos deja en el hipódromo de Lasarte (20m) y nos meten por una pista que va junto a él. Todo este tramo de bajada lo hago corriendo porque el terreno es muy cómodo y casi lo pide.


Dejamos atrás las cuadras de caballos y cruzamos la autovía para iniciar la subida a la ermita de Santa Bárbara.


Aunque antes vemos otra iglesia de un color rosa un tanto extraño. Todavía no sé si era una ermita u otra cosa.


Empezamos a subir por una carretera. Está como para seguir corriendo pero estas rutas son muy largas y hay que dosificarse mucho.


En cuanto el terreno vuelve a ser favorable, todos nos ponemos al trote. Pasamos por unas praderas antes de enlazar con una pista cementada.


Detrás se va viendo una hilera de marchadores pero con mucho aire entre todos. Salimos más de 1.300 pero siempre se va muy desahogado.


De repente, aparece ante mí la mole a la que tenemos que ascender: Santa Bárbara (240m). La estampa de la roca es muy chula.


Ascendemos por una senda que hay en la base de la mole, se me gastan las pilas de la cámara de fotos y me tengo que parar para cambiarlas.


La senda facilita la creación de tapones y una valla se encarga de hacerlos efectivos.


Este tramo transcurre entre los árboles que se agarran a la piedra y, sorteando obstáculos, llegamos al alto donde se encuentra la ermita.


Justo cuando llego arriba coincido con un betetero en esfuerzo máximo y le doy unos ánimos para que consiga coronar.


El segundo control y avituallamiento se encuentra tras bajar las escaleras, en el km.21. Llego a las 09:23, supuestamente, siete minutos antes de que se abra el control. Me parece que estoy corriendo demasiado.


Vuelvo a coger medio plátano y un gajo de naranja, a lo que sumo unas nueces y un par de palmeritas. Los avituallamientos son más que suficientes. Como de costumbre a medio recorrido en estas marchas largas, aprovecho para cambiarme los calcetines por unos más frescos y secos.


El descenso vuelve a ser como para no parar de correr, por una estupenda pista cementada.


Aunque enseguida empieza un atajo por sendero verde. De hecho, me salto las marcas y me tienen que avisar dos que vienen detrás de mí.


La primera mitad de la marcha ha sido muy flojita en cuanto a desniveles y el terreno muy corredero, lo que me hace pensar que aquellos dos cocos que se ven delante de mí van a tener alguna encerrona de las guapas.


Seguimos corriendo y llegamos a Hernani (44m). Vamos sorteando las carreteras hasta llegar a una pista con ligera tendencia ascendente que se dirige hacia la base del Onddi, nuestro próximo destino montañero.


Una primera ascensión bastante cómoda nos lleva hasta el Caserío Egurrola (113m). Lo más interesante está aún por llegar.


Desciendo hasta un arroyo a escasos 27 metros de altitud con el pensamiento de que algo duro tiene que haber de aquí al final para conseguir el desnivel acumulado que hay que hacer.


Y así es. Esta vertiente del Onddi es una pared tremenda en la que nos ponemos todos en fila de a uno y empiezan a sonar orquestas de viento.


La pared parece no tener fin y hay que ir clavando pierna en cada peldaño de la ladera. Las vistas hacia atrás son increíbles en poco tiempo.


Corono el Onddi (545m) en menos de tres kilómetros, con una pendiente media muy fuerte. La gente se toma un buen respiro en la cima. Hace rato que ha salido un sol muy rico y se está de maravilla.


Un rápido descenso viene justo después. La alfombra mullida que tenemos facilita mucho la bajada hasta el collado de Zorroztari (350m).


Un ligero ascenso rompe este fabuloso ritmo de bajada para llegar al control y avituallamiento de Arlegor (425m).


Llego a Arlegor a las 11:07 sobrepasando ya los 30km del recorrido. Ya veo muy cerca el final y me tomo un buen descanso aprovechando el verde y el solete que hace.


Caen un par de palmeritas, gajos de naranja, trozo de plátano, ..., y un par de vasos de agua de los bidones mientras llamo por teléfono a casa para distraerme un rato con la compañía.


Tras este buen descanso, me pongo de nuevo en marcha ascendiendo por la ladera. La cima Coppi de la jornada es el Adarra (814m) y hay que apretar el culo durante un buen rato.


Posiblemente, ésta es la parte más chula de toda la marcha. Coincido con mucha gente que viene a la contra, grupos familiares, amigos, ...


Viajo en una soledad controlada, manteniéndome a distancia de los marchadores que van delante de mí y con unas decenas de metros sobre los que me siguen. Me gusta tener aire en las marchas pero también saber que voy por el sitio correcto y sentirme acompañado.


Un último esfuerzo y se llega a la cima del Adarra, coronada por rocas y con unas vistas colosales.


Inicio el descenso con Aralar al fondo y sus cumbres nevadas dibujando una silueta preciosa. La bajada es rápida y cómoda.


Me mantengo muy bien de fuerzas y sin molestias en los pies, lo que me permite seguir trotando siempre que el terreno es favorable.


En un ratillo, me encuentro en el control y avituallamiento de Lapurtxulo (565m), a donde llego a las 12:20. Ya llevo 35,5km y quedan menos de diez.


Me vienen muy buenos recuerdos de mi primera Aizkardi, ya que aquí paramos por primera vez, siendo el sentido de la marcha contrario a este. Tomo un poco de todo y me gusta mucho el cafecito caliente que me ofrecen.


Ya solo queda bajar y una pequeña tachuela. A trote continuo voy haciendo camino.


El descenso me lleva hasta el área recreativa de Otita (54m), donde se cruza el río Leitzaran.


Y empieza la subida a la última tachuela de la jornada: Txertota (205m), con unas pendientes cómodas que empiezan en una pista y que siguen por camino hormigonado hasta la zona poblada.


Ya huele a Villabona y me mantengo a trote siempre que se puede. Estoy terminando especialmente bien.


En esta parte final, ya solo veo a dos o tres marchadores más, y muy distanciados los unos de los otros. Sigo a buen trote entre árboles, por una pista forestal.


La llegada a la autovía avisa de la cercanía de la finalización de la marcha. Está quedando un día estupendo y casi me da pena terminar.


Me queda un pequeño repechín antes de avistar Villabona. Esta zona es preciosa.


La entrada en Villabona se hace por el barrio de Otsabi. Paso junto a un instituto antes de volver al asfalto y dejarme caer.


Llego a la zona de meta a eso de las 13:35, casi dos horas antes que el año pasado y a cuatro horas de mi primera participación. Además, no hay ni comparación en mi estado físico al terminar, ya que me encuentro de maravilla. Mi forma física a estas alturas es inmejorable. Estoy muy contento.


Debo coincidir con los que han terminado la marcha corta porque me encuentro una gran cola para el control y tengo que esperar unos diez minutos, sellando la txartela a las 13:45. Como en las otras ocasiones, me dan un diploma acreditativo de haber finalizado la marcha.


Camino del coche, me cojo un yogur y una barrita para ir comiendo por el camino. Estoy tremendamente satisfecho de cómo ha ido todo en este fin de semana. Si no pasa nada raro, el año que viene me tienen otra vez por aquí. Esta marcha es una pasada.

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