Hoy tenemos un día de transición. Pero eso es solo en principio, porque luego me entero de que vamos a doblar la jornada con sesión de carrera de mañana y de natación de tarde. No hay quien descanse un día.
Empezamos a correr y las caras son un poema. Ayer me encontraba muy bien pero hoy pesan mucho las piernas y hay muy pocas ganas. Amaia va parecido y no tiene pinta de que la cosa mejore con rapidez.
Aún así, vamos haciendo camino y, a medida que entramos en calor, la cosa mejora algo, pero no mucho. Tenemos unas ganas locas de ir terminando esta corta sesión de apenas diez kilómetros.
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