MAUNA KEA 5: subir +4000

Hoy tengo una ruta difícil. Hace tres semanas que hice el cuarto paso de la preparación para el Mauna Kea y me ha costado mucho decidir dónde superar los 4.000 metros de desnivel. Como no me apetece hacer una ruta muy larga hasta que los pasos lo requieran, me fijo el objetivo de ascender cuatro veces al Monte Oiz, la subida que me ofrece mayor desnivel en Bizkaia. Hay muchas vertientes como para no tener que repetirlas, pero la parte final es común a todas, así que dejo el coche en el collado de Maskakorta ya que debo pasar por ahí en tres de las vertientes elegidas y son seis pasos en total como para poder comer y beber sin tener que llevar el peso encima.

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MAUNA KEA 5 Oiz 111 km 4000 m+ IR


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Sale un día precioso. La única pega es que ha sido el cambio de hora y no me apetece madrugar mucho habiendo además una hora menos para dormir. Con todo ello, dejo el coche en el collado de Maskakorta, justo antes de empezar lo más complicado de las subidas de la vertiente norte del monte y empiezo a pedalear a las 11:00. La primera vertiente que elijo para hacer es la de Munitibar, hasta donde bajo pasando bastante fresco por las zonas sombrías.


Tengo claro que esto va a ir para largo y que me va a llevar muchas horas. Una ruta con cuatro mil metros de desnivel en poco más de cien kilómetros requiere llevar un ritmo muy conservador. Habrá muchos kilómetros por encima del 10% de media.


He bajado con los manguitos y ya me sobran. Los tramos de sol se agradecen. Apenas son cuatro kilómetros de carretera hasta entrar en la pista hormigonada del bosque.


Entro en la pista y la cámara pasa al bolsillo y se hace difícil cogerla en las rampas cercanas al 20%. El tramo está muy cuarteado y se endurece más todavía. Noto el gemelo izquierdo muy frío y a puntito de darme un pinchazo. Al pasar por el punto donde tengo el coche, como y relleno el bidón porque ya no pasaré en un buen rato, ya que la segunda vertiente que haré será la de Goiuria.


Un par de fotos antes de la pared del 25% y me tenso para superarla. Esta va a ser la medida de mi estado de forma y la paso con nota, sin tener que echar pieatierra en esta primera pasada. Es más, paso con mucha solvencia, como en los mejores momentos de forma. Me quedo gratamente sorprendido por ello.


La pendiente se relaja un poco, con algún pequeño descanso. La rampa previa al llanito de los aerogeneradores se mantiene por encima del 15%.


Llego al llano de los aerogeneradores muy sobrado. Estamos a 800 metros de altitud y hay que ganar 200 metros más en apenas kilómetro y medio. Un pequeño respiro que otra vez hay que tensar.


Alcanzo el final del hormigón muy sorprendido. Casi toda la subida la he realizado en pie, bailando la bici con mucha soltura. Aún así, sé que esto no será así en la última ascensión del día.


Llego al mismo tiempo que una pareja y él me pregunta sobre los desarrollos que llevo, sorprendido de ver un piñón tan grande en una bicicleta de carretera y con patilla corta.


Terminada la charla, el descenso me lleva hasta Iurreta. Es una bajada larga pero se me pasa rápida. Está todo muy bonito y el día soleado deja estampas preciosas.


Tenía alguna duda a la hora de elegir vertiente sur. Estaba entre la de San Juan de Momoitio y la de Goiuria y me decanto por esta última porque las rampas duras ya van a ser suficientes como para incluir más.


El paso por Goiuria es un poco tortura. Hay un par de restaurantes y huele muy bien a horno de leña. Me imagino que habrá buenas parrilladas.


Salvo algún tramo más intenso, esta primera parte de esta vertiente es muy llevadera. La carretera también facilita lo suyo.


Tomo el desvío por la pista hormigonada y, ya de inicio, la rampa supera la doble cifra. Aún así, esta vertiente es mucho más suave que las tres de la ladera norte y lo que viene después es muy llevadero.


Con mucha tranquilidad, voy haciendo toda esta parte central de la subida. Como mucho, me cruzo con algún paseante y algún que otro coche, pero muy espaciados para ser domingo y con un día tan bueno.


Llegando a la ermita de San Cristóbal me cruzo con la pareja con la que mantuve la charla de los piñones en la primera cumbre. Alucinan un poco al verme subir de nuevo.


Me queda otro esfuerzo en el kilómetro y medio final antes de llegar de nuevo a las antenas de la cima. La rampa del 18% sigue sin ser mayor problema pero veo que ya no tengo la soltura de la primera ascensión.


En el rato que ha transcurrido entre ascensión y ascensión han ido creciendo las nubes. Algunas previsiones daban tormentas para esta tarde y empiezo a verlo muy posible.


El descenso me hace pasar otra vez por el coche. Relleno el bidón con agua fresquita y me zampo un montón de filipinos de chocolate antes de tirar para Kortaguren, un pequeño repecho antes de llegar a Gontzegaraigane y de bajar hacia Bolíbar.


El inicio de la pista de bajada me hace dudar un poco porque el hormigón está levantado. Pero solo son unos metros y eso me tranquiliza.


Llego al cruce de Iruzubieta y doy media vuelta. En el descenso he notado algo de aire de cara y espero que me ayude en la subida.


El puerto de Gontzegaraigane, después de las duras rampas del Oiz, me parece como de juguete. Llego a Bolíbar como si nada y, a partir de ahí, tampoco tengo la sensación de estar subiendo un puerto. Es lo que tiene moverse cerca del 20% en tantas ocasiones.


En la cima de Gontzegaraigane, me desvío hacia Kortaguren. Las rampas son duras y empiezo a notarlo. Los dos mil metros ya han caído y empieza a sentirse en las piernas la dureza de las pendientes.


Las nubes del segundo paso están empezando a irse. Empiezan a disiparse las dudas de si la tarde terminaría con tormenta.


Llego otra vez al coche y vuelvo a comer algo antes de darle al tramo más duro. Haber dejado aquí el coche ha sido todo un acierto.


Con bastante soltura, empiezo a subir el tramo difícil. Llego a la rampa del 25% bastante justo. No sé si me apetecerá sufrir lo suficiente como para superarlo sobre la bicicleta, ..., pero justo baja un coche en este momento y creo que me viene una sonrisa tremenda porque no voy a tener que esforzarme. Me veo obligado a desmontar y a andar esos pocos metros, donde el piso está demasiado cuarteado como para volver a montar.


Mucho mejor de lo que cabría esperar, hago cima por tercera vez. Todavía me queda una y las fuerzas han ido descendiendo a cada subida. Es algo que he notado perfectamente.


Nuevo paso por el coche, dejándome las muñecas en la frenada del tramo difícil. Como otro poquito, cojo bebida para el bidón y me tiro para Zugastieta previo paso por el Balcón de Bizkaia.


En la bajada paso bastante fresco. La tarde ya empieza a estar muy avanzada y la temperatura ha caído de golpe. Muy animado, empiezo la cuarta ascensión.


Los porcentajes suaves de esta primera parte de la subida me sirven de recuperación. Sé que solo me quedan tres o cuatro rampas complicadas y ya me voy mentalizando.


Ya con ganas de ir terminando, corono el Balcón de Bizkaia. Ya lo tenía bastante claro antes de salir de casa pero, un vistazo al acumulado que me marca el GPS, me confirma que me van a faltar doscientos metros.


Las rampas de doble cifra hasta llegar al coche se me hacen mucho más duras que la primera pasada. De eso ya hace bastante, unas cuantas horas, y el sol empieza a caer.


Lamentablemente, en esta última pasada por el 25% las fuerzas no me dan como para superar la rampa montado sobre la bicicleta. Tengo que pasar esos metros cuarteados caminando, guardando fuerzas para lo poco que me queda.


Llego por cuarta vez a la cima y se confirman los 3.800 metros de desnivel acumulado. Para llegar al objetivo, tendré que dejarme caer hasta la ermita de San Cristóbal y volver a ascender ese kilómetro y pico.


A punto de coronar por quinta vez, en cuanto veo que me marca el GPS los 4.000 metros, me doy media vuelta. Apenas me quedan diez metros de hormigón pero estoy tan saturado de esta rampa que solo tengo ganas de acabar de una vez.


Al final, la tarde ha quedado magnífica pero tengo bastante frío al bajar hasta el coche. Me encuentro muy bien para lo que me acabo de meter aunque me noto algo fatigado. Subir siempre al mismo sitio se hace bastante duro mentalmente. Por contra, son solo 111km y no he necesitado todo el día. Después de este atracón de Oiz, en lo que queda de año, será difícil que vuelva en bicicleta.

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