Maratón de Ullíbarri-Gamboa

"No, yo paso. Nunca voy a plantearme correr un maratón". No hace mucho tiempo de estas palabras y hoy tenemos la Vuelta al embalse de Ullíbarri-Gamboa como plato fuerte. Amaia se va a cascar un nuevo récord de distancia a la carrera antes de lo que nadie pudiera haber vaticinado.

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Maratón Ullíbarri-Gamboa Landa 44 km 380 m+ IR

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Esta noche ha debido helar en Siberia-Gasteiz o le habrá andado cerca. La baja temperatura mañanera hace que salgamos de Bilbao más tarde de lo que teníamos previsto para llegar a Landa con el ambiente un poco más templado. Aún así, nos preparamos para partir con un frío que te cagas.


Los primeros kilómetros los hicimos hace unos meses solo para explorar el terreno. Apenas hablamos porque vamos tiritando.


Ayer estuvo lloviendo y hay algún pequeño charco. Traemos calzado para el running y tenemos que andar con cuidado para no empaparnos los pies de salida.


A medida que avanzamos, la temperatura va subiendo con rapidez, quedando un día muy agradable. El paisaje también va mejorando a cada paso. Nos sorprende la belleza de esta ruta porque, a pesar de haber estado varias veces en las playas de Landa, no nos la imaginábamos así.


Las pistas se encuentran en perfecto estado y correr por aquí está siendo toda una delicia. Pasamos la primera decena de kilómetros entusiasmados por el recorrido.


Llegamos al puente que cruza el embalse y que permite atajar más de diez kilómetros. Nosotros seguimos por debajo, camino de Garaio.


Poco después, otro puente (esta vez flotante) sigue haciendo las delicias de los paseantes. La ruta está siendo muy divertida.


Seguimos corriendo a un ritmo mantenido y llegamos a la zona de Garaio, completando un tercio del maratón.


Nos encontramos un montón de gente. Es domingo y se nota que este es un lugar de esparcimiento para los vitorianos.


La zona sur del embalse está rodeada por pistas más amplias aprovechando la llanura. También hay muchos ciclistas, aunque no suponen ninguna molestia.


Islas, penínsulas, puentes, embarcaderos, ..., cada cien metros el paisaje cambia completamente.


Llegamos a Azua tras completar el medio maratón. Amaia va sobrada, con buen ritmo y con muy buena cara.


Tras una docena de kilómetros, llegamos al otro extremo del puente. Hace calorcito pero el giro hacia el norte nos trae un aire frío de cara bastante molesto.


La ruta está siendo preciosa. Más que un embalse parece que estemos bordeando cualquier región costera.


Pasamos los dos tercios de maratón y el paisaje tan espectacular hace que no caigamos en el bajón moral que suele venir en este punto kilométrico. La elección de esta ruta está siendo todo un acierto.


Llegando ya al km.30, llegan los pocos obstáculos que tiene este recorrido en forma de rampas. El poco desnivel que tiene la etapa se encuentra aquí concentrado.


Subimos primero hasta empalmar con la carretera que viene de Vitoria, por donde tenemos que ir durante escasos metros.


Algo que se agradece para disfrutar de las vistas desde el alto. Estas ya las tenía bien localizadas de pasar por aquí en bicicleta.


Empezando la bajada, tomamos un desvío por la pista que se dirige hacia el embalse con dos buenas rampas en las que tenemos que ponernos a andar porque es imposible la carrera.


En plena bajada, en cuanto empezamos a correr en un terreno más llano, Amaia tropieza y se cae de bruces contra el suelo raspándose manos, brazos y piernas. Justo está delante una familia que vieja en bicicleta y que está parada por un pinchazo de uno de los niños. Es una suerte porque nos dan agua para que Amaia se pueda limpiar la sangre y la arena de los raspones. Por suerte, solo es chapa y pintura y continuamos sin problema.


Seguimos corriendo y, poco más adelante, Amaia se vuelve a tirar en plancha como si celebrara un gol en la final de la Champions. Le ha debido coger gusto a esto de rebozarse en la tierra. Esta vez no es nada y llegamos al km.42 aunque, como nosotros hemos empezado en el noveno, aún nos queda un trecho.


El descenso de esta pequeña y única cota nos deja en el embalse. Para otra vez, empezaremos en él para seguir los mojones kilométricos, que también tiene su punto.


Ligera subida para ganar la altitud de la carretera y ya solo nos espera sufrir un poquito. Un maratón, y más siendo el primero, tiene que tener su puntito de sufrimiento.


Llegamos a Ullíbarri-Gamboa, la localidad que da nombre al embalse. El tramo previo, bordeando la carretera, es quizá la parte menos interesante de todo el recorrido.


Pero volvemos a una pista muy coqueta apartados de los coches y con el embalse a escasos metros. Ya no queda nada.


Llevamos 42,200 km y, cuando le enseño el GPS a Amaia y la felicito con un ¡¡Zorionak!!, se para de golpe sabiéndose con el objetivo cumplido. Nos quedan pocos metros pero pasa olímpicamente de hacerlos corriendo.


Es hora de saborear el día y de lamerse las heridas. La tortilla de patatas me ha quedado en su línea; es decir, espectacular. Así que habrá que dar buena cuenta de ella.


Ruta preciosa esta del embalse de Ullíbarri-Gamboa. Una pena la cota del final que nos ha roto un poco el ritmo de carrera tan bueno que llevábamos. Destaca que no haya fuentes en todo el recorrido y que solo se pueda coger agua en Landa y Garaio sin salirse del camino. También se puede uno avituallar en Arza o Ullíbarri-Gamboa pero si vas corriendo no es plan de andar buscando fuentes o de pedir agua en un bar. Menos mal que los dos íbamos con el depósito sobre las espaldas.

¡¡Zorionak CAMPEONA!!

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1 Comentarios

  1. GRACIAS GUAPETON!!!!...gracias por acompañarme...gracias por estar....así todo es mucho mas facil.....

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