La frontera de los lagos

Hoy he tenido mucho tiempo de descanso, gracias a no haber tenido que viajar. Me espera una etapa circular, con inicio y final en Varese, para hacer los dos BIGs suizos que hay en esta zona fronteriza con Italia.

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La frontera de los lagos Varese 148 km 3400 m+ IR

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Empiezo muy temprano. Aquí amanece muy pronto y prefiero aprovechar bien el día. Como en todas las zonas fronterizas, me encuentro con un tráfico muy denso hasta la frontera de Gaggiolo. Los italianos tienen la gasolina por las nubes y pasan a Suiza para llenar el depósito a mejor precio.


Llego a Mendrisio con algo más de quince kilómetros bastante incómodos, deseando empezar a subir para dejar estas carreteras tan transitadas. Atravieso la localidad de cabo a rabo, con el Monte Generoso como objetivo.


Todavía es muy temprano y, como subo por la vertiente oeste del monte, el inicio es completamente en sombra, viendo como los rayos del sol avanzan poco a poco.


El comienzo urbano de esta subida va dando paso a una carretera estrecha que se adentra en el bosque. Son diez kilómetros al 9% y se hace dura aunque, al haber empezado con ella e ir fresco como una lechuga, es más llevadera.


Acostumbrado a subir colosos en Suiza, normalmente de una belleza increíble, este Monte Generoso está resultando muy decepcionante. Nada me transmite que esté en el país alpino.


La ascensión termina de mala manera. Se trata de una subida anodina, sin mayor interés que el de apuntarse un nuevo BIG. Algo defraudado, me doy media vuelta porque tengo que bajar por donde he subido.


El descenso del Monte Generoso me deja a orillas de lago de Lugano, uno de los tres grandes lagos de esta zona fronteriza junto al lago Maggiore y al lago de Como.


Me esperan muchos kilómetros completamente llanos por la carretera de Lugano. Hay una vía rápida que quita mucho tráfico y eso hace que pueda disfrutar del paseo.


La acumulación de montañas por todas partes es una auténtica pasada. Las poblaciones se desparraman por las laderas sin dejar un solo hueco libre de casas.


Cruzo el lago en Bissone, pasando a la orilla en la que el sol pega con fuerza. La carretera de Melide a Paradiso viaja junto a las vías del tren y no es hasta llegar a Paradiso cuando se empieza a disfrutar de un entorno precioso.


En tan solo un par de kilómetros estoy en Lugano, la ciudad más grande de la Suiza italiana. Me desvío un poco de mi ruta para disfrutar de los embarcaderos y de los paseos junto al lago, donde paro para hacer un corto avituallamiento.


Otra vez toca rodar por más de diez kilómetros. Mi objetivo es llegar a la punta más septentrional del lago Maggiore, previo paso por el Monte Ceneri, una humilde subida que empieza a picar suavemente desde Sigirino.


El Monte Ceneri, por esta vertiente de Rivera, no son más que siete kilómetros a un insulso 2%. Casi sin darme cuenta, ya estoy en el punto más alto.


La bajada hacia Gambarogno es muy rápida y me vuelve a dejar en una carretera con un tráfico inmenso. Hay mucho turisteo por la zona y se ven un montón de autocaravanas.


Intento pasar este tramo lo más rápido posible. Los coches me respetan bastante pero no es agradable que vayan pegados esperando para poder adelantarte.


Tengo mucho tiempo y decido hacer una parada un poco más larga para comer tranquilo en uno de los jardines que hay a orillas del lago. Hay gente en bañador pero no se ve a nadie en el agua salvo a unos niños en un tobogán. Estos lagos tienen que tener el agua congelada.


Llega el momento de acometer la subida al puerto más interesante de la jornada: el Passo di Neggia. Sus números son tremendos, ascendiendo casi 1.200 metros en poco más de una docena de kilómetros. Eso quiere decir que habrá varios por encima de la doble cifra de media.


El inicio de la subida discurre por las calles de Vira, ganando altitud con rapidez y dejando unas vistas asombrosas del lago Maggiore.


Los porcentajes de pendiente son tales que me cuesta bastante despegarme de una chica que sube corriendo a un ritmo muy veloz.


Poco a poco se van abandonando las calles y el puerto empieza a tener un paisaje muy diferente. Las vistas son cada vez más tremendas, ya que empiezan a asomar picos que se encuentran en una segunda línea. Hace mucho calor y se agradecen mucho las sombras, muy frecuentes en toda la subida.


Es un puerto duro y va castigando kilómetro a kilómetro. La pendiente no ofrece descaso alguno y resulta machacona. En todas estas rutas salgo sin saber a qué subidas me voy a enfrentar y no saber lo que me queda va minándome la moral.


Empiezo a ver claros y los picos de las montañas me indican que no debe quedar mucho para llegar. Esto me anima mucho en la parte final, a donde llego muy justito de fuerzas.


Llego a Alpe di Neggia a punto de tirar la toalla. El lago queda ya muy abajo. En el Passo di Neggia hay una tasca y varios coches aparcados en una explanada.


Hay una fuente y me tiro de cabeza a ella. Hace mucho calor y la dureza del puerto pasa factura. Coincido con varios mochileros que se encuentran haciendo senderismo por estas montañas y me toca esperar turno.


La frontera italiana se encuentra en plena bajada hacia el lago Maggiore. Entre la jornada de ayer y la de hoy estoy disfrutando de este gran lago desde todos los puntos de vista.


La llegada a la orilla del lago me vuelve a meter en una vía de gran tráfico pero, a partir de Luino, se dispersa bastante y ya no molesta demasiado.


Poco antes de llegar a Germignaga tomo la carretera de Varese. El alto de Fornaci es la última tachuela antes de dar carpetazo a esta etapa.


Son solo dos kilómetros a un cómodo 6%, seguidos por otros diez kilómetros que van picando ligeramente para arriba, antes de dejarse caer hacia Varese y dar por finalizada la etapa.


Van dos y aún queda una tercera etapa en el entorno de los lagos. Me desplazo a Como para dar carpetazo a la serie después de dar un largo paseo por Varese.

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