Este año he alcanzado uno de los mejores estados de forma que recuerdo y me da mucha pena perderlo y, como apenas me queda tiempo en estas fechas, he decidido salir a correr a primerísima hora de la mañana, cuando se están poniendo las calles.
Salgo poco antes de las siete de la mañana con un viento muy fuerte de cara y bastante calor. Los termómetros del tranvía indican 8ºC pero yo tengo la sensación de que hace bastante más de lo que marcan. Todo está oscuro y me dirijo a hacer los diez kilómetros habituales por el paseo de Uribitarte.
Parece increíble pero me cruzo con mucha gente haciendo estiramientos a orillas de la ría. Incluso me saludan un par de conocidos que también corren a estas horas. Esta vez voy solo y echo de menos la compañía de Amaia, ya que me he acostumbrado a hacer deporte con ella.
Cuando llego a casa, me siento muy bien. No sé cómo evolucionará esto y si voy a seguir con ganas de pegarme semejante madrugón perdiendo horas de sueño pero, mientras acabe con fuerza, intentaré ser constante.
1 Comentarios
...a mi también se me hace muy raro ir sola...luego tendré que volver acostumbrarme a ir acompañada jajajajaja...
ResponderEliminarPara mi nunca has estado tan bien de forma y eso que cuando hiciste los cimas estabas bien pero nada que ver con ahora ,apoco que hagas lo mantienes......
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