En martes y trece, ni te cases, ni te embarques. Pero nadie dijo nada de salir a correr, así que nos vestimos para irnos a dar una vuelta por la montaña. Pero justo antes de salir, se pone el día muy feo y empieza a llover. Será mejor correr por asfalto.
Esperamos a que amaine un poco y nos cambiamos de atuendo, con las zapatillas de asfalto como protagonistas. Si le da por ponerse a llover otra vez, no importará tanto.
Nos vamos a correr por el paseo de Uribitarte y la sensación térmica es muy diferente en función de para donde vayamos. Si tiramos para el norte hace mucho fresco por el aire que pega de cara pero, si lo hacemos rumbo sur, el sofocón es importante. Con estos cambios tan bruscos, llegamos a casa algo cascados y siempre mirando al cielo por las pedazo nubes que se han formado.
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