Medio maratón de Getxo

Hoy volvemos a planificar una tirada larga, con un medio maratón por Getxo. Vamos a ir subiendo poco a poco la distancia durante estos meses que nos quedan para el Maratón de Barcelona y ya estamos por una medio. Resulta difícil encontrar un lugar nuevo para hacer estas tiradas pero las innumerables marchas de montaña que tenemos por aquí ayudan mucho. Y en Algorta se celebra una que va por el interior que, aunque tenga mucho sendero, nos sirve de guía, pero cambiando esos senderos por los caminos asfaltados que van junto a ellos.

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Medio maratón de Getxo Getxo 21 km 475 m+ IR

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Dejamos el coche en un aparcamiento de la playa de Ereaga y salimos a las 09:15 de la mañana. A estas horas no hay nadie y se coge sitio fácilmente. Está nublado pero hace calor. 


Tiramos para la avenida de Algorta y, aunque los aparcamientos están vacíos, hay mucha gente haciendo deporte. Hay marea baja y el sol nos da de frente, escondido entre algunas nubes.


Me cuesta mucho ponerme en marcha y noto molestias en las piernas. Llevo mucho cansancio en ellas y tardan demasiado en entrar en calor. Esta primera parte de la ruta siempre pica para arriba y eso lo hace aún más duro.


Dejamos Algorta por la avenida de Leioa y cruzamos el río Gobelas para subir hacia el C.C. Artea. La subida es fuerte para tratarse de un recorrido de asfalto y nos lleva un buen rato llegar hasta la gasolinera.


El recorrido lo hemos trazado por imágenes de Google Maps y nos damos de frente con una valla que nos corta el camino a poco de llegar al colegio Askartza-Claret. Son solo diez metros que le ponen un poco de intriga. Por suerte, enseguida retomamos la carretera y no tenemos que dar media vuelta.


Llegamos a la carretera de Unbe después de un ligero tramo de descenso y volvemos a subir un poco hasta llegar a la planicie en la que está asentada la UPV. Es domingo y no hay universitarios por aquí, tan solo dos o tres guardias de seguridad que cuidan las nuevas instalaciones en obras.


Hace un buen rato que pega el sol y se nota. Cuando se desprende de la nube gris que cubre toda la ría sube mucho la sensación térmica. Llevo ya un par de kilómetros sin mangas.


Llegamos a Goierri y nos metemos por pistas asfaltadas que conectan los muchos caseríos que hay por esta zona. Nunca habíamos pasado por aquí y nos encontramos con un constante sube y baja que se hace muy duro a estas alturas de preparación. Algunas cuestas superan con creces el 10% y se alargan demasiado.


Todavía no hemos llegado a los diez kilómetros y ya nos quejamos de las trampas que tienen los recorridos trazados por la vista de satélite. Ya llevamos trescientos metros de desnivel positivo acumulado, demasiado para una tirada larga de preparación de un maratón que está aún a cuatro meses vista.


Llegamos al punto culminante de esta sucesión de subidas en el kilómetro diez, justo cuando el sol termina de cubrirse por un buen rato y se levanta un viento fuerte que nos sopla favorable. El descenso hacia Berango tiene pinta de ser muy rápido.


Llegamos a Berango y las quejas iniciales por tanta subida dan paso a la tranquilidad de conocer todo lo que nos queda. Ir bien también facilita las cosas. Llevamos buen ritmo y ya no hay indicios de las molestias del principio.


Tenemos que cruzar la autovía de Sopelana y nos metemos por un sendero asfaltado que conecta con el bidegorri. En esta parte hay un montón de gente corriendo y andando en bicicleta.


Una vez pasada la autovía, tenemos que cruzar las vías del metro. Pero han cortado el paso en una nueva estación y tenemos que preguntar por algún paso alternativo porque el GPS todavía no ha registrado ese cambio. Nos encontramos con un tipo que nos dice que se trata de una estación fantasma y que, un poco más adelante, tenemos el paso bajo de la carretera.


De nuevo tenemos que ponernos a subir, camino de Aixerrota, pero ya no nos importa tanto porque vamos mejor de lo que pensábamos. Como decía hace un par de semanas, creo que esta preparación nos va a costar muy poco poco los kilómetros ya los llevamos en las piernas.


De nuevo vemos el mar desde este maravilloso mirador. Las nubes del interior no se acercan a la costa y hace una mañana estupenda para andar por los acantilados.


Solo las NIKE Lunarglide 5 que llevamos Amaia y yo se encargan de poner un poco de emoción al final del medio. No evacúan bien el calor y, tanto ella como yo, hemos notado que los pies se recalientan demasiado en tiradas largas. Como es lo que más hacemos, nos han defraudado mucho estas zapatillas.


Un buen rampón nos deja en la parte alta del Puerto Viejo de Algorta, adonde bajamos por una de esas callejuelas tan características de este barrio de origen pesquero.


El último kilómetro, con el cansancio normal de un medio maratón que ha tenido casi quinientos metros de desnivel positivo acumulado, lo hacemos entre la muchedumbre que se cita en la playa de Ereaga una mañana de domingo como ésta, casi veraniega aún estando a finales de noviembre.


Llegamos al coche y salimos pitando para casa para no quedarnos fríos. Ya tenemos la mitad del maratón hecha un mes antes de lo previsto. Si el tiempo sigue tan benévolo, habrá que aprovechar para alargar más las tiradas.

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1 Comentarios

  1. ....pero que rutones me preparas!!!!!...bastante duro para el momento en el que estoy....pero no se me hizo largo..a pesar de que el final se me hizo durillo!!!!...tenia ganas de volver a ocupar las mañanas del finde con estas movidas... ala!!!! a por otra jejeje

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