Transversales de Iparralde

Aún me quedan unos días libres y el buen tiempo me anima para invertirlos en un pequeño stage de tres días en Iparralde, únicamente con el afán de coleccionar alguna pequeña cota y alguna que otra vertiente que me falta. Bueno, buen tiempo a partir de mañana, porque hoy no para de llover en toda la matinal y llego a Saint Jean Pied de Port a la hora de comer, justo cuando ya empieza a despejar.

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Transversales de Iparralde Donibane 40 km 1150 m+ IR

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Entre que como y me preparo, me dan las dos de la tarde. Tenía tres etapas diseñadas pero no me queda otra que improvisarlo todo. No me apetece andar moviendo el coche así que, como tengo un buen lugar con wifi gratis para la tablet, dejo que la capital de la Baja Navarra sea mi centro de operaciones.


Con pocas horas de luz por delante, decido hacer dos puertos que me faltan: Irei y Bilgosa. Son dos pequeños muros transversales que nunca me han cuadrado bien en ninguna ruta, siempre con puertos de mayor entidad en los planes. Hoy es un buen día para hacer estos dos más cortos.


Sabedor de que no me van a salir muchos kilómetros y que los de subida van a ser cañeros, me lo tomo con mucha calma. Las previsiones meteorológicas dan mejoría con el paso del tiempo y me conviene ir despacito.


En Saint Michel cruzo un puente sobre el río La Nive que me devuelve a la margen que acabo de dejar a través de otro puente a la entrada de la pequeña localidad.


Y sigo el curso del río por una carreterita estrecha que empieza a subir ligeramente. Desde el puente serán siete kilómetros hasta la cima de Irei aunque los dos primeros son irrisorios.


Se pasan unas casas superado el km.2 y... ¡zafarrancho de combate! La pendiente media de los siguientes cinco kilómetros se mantiene por encima del 11%. Toca apretar por un buen rato.


Ha estado lloviendo durante toda la mañana y el piso se mantiene muy mojado. Si al agua y a la pendiente le sumamos que hay bastante mierda de vaca, tenemos un piso deslizante que hace difícil ponerse en pie sobre la bici.


Voy ganando altitud con rapidez y aparecen los desconchones en el asfalto. Al principio son simples baches fáciles de esquivar pero, en la zona más complicada de todo el puerto, la gravilla es la predominante.


Hay un tramo muy estropeado en el que me patina la rueda delantera y se me hace muy difícil mantener el equilibrio. Antes de irme al suelo, decido hacerlo andando. Son unos pocos metros en los que se hunde la llanta entre tanta piedrilla suelta.


La parte alta me recibe con algunos ratos de sol. Sigue clareando el día y las nubes negras van quedando del lado sur de Pirineos.


Cerca ya de coronar, rodeando el pico de Irei Kaskoa, hay algún tramo suavizado que sirve para recuperar un poco el aliento después de un esfuerzo tan intenso.


Corono Irei y decido continuar por el asfalto para ver dónde concluye, cosa que hace cien metros más allá, después de un par de herraduras. La pista se vuelve de tierra y se adentra en el bosque, con lo que me tengo que dar media vuelta.


El descenso hacia Esterenzubi comienza algo bacheado y eso me obliga a bajar con sumo cuidado, aunque luego vaya mejorando. La estampa de las primeras herraduras con las montañas al fondo es espectacular.


La pendiente es similar a la de la vertiente de Saint Michel y eso hace que los frenos se pongan a echar humo. Llego a Esterenzubi con dolor en las manos de tanto apretar.


Y otra vez a subir otro puerto cortito pero cañero en su parte final. Ahora se trata de Bilgosa, un collado de paso entre los valles de Esterenzubi y Lekunberri.


Este esfuerzo va a ser más corto pero de igual intensidad al de Irei. Los primeros tres kilómetros son de aproximación para llegar a los dos finales al 12% de media que te ponen en tu sitio.


La frondosidad y verdor del valle mitigan el esfuerzo notablemente. Casi da gusto sufrir en estas rampas, con semejante naturaleza rodeándote.


El día avanza y el piso está más seco, lo que ya me permite ir de pie y solventar mejor la dura pendiente. Al paso por un caserío me sale un perro cabrón y le tengo que enchufar con el isotónico cuando ya tengo su boca dirigida al pedal. El acelerón para quitármelo de encima me pone la patata a cien.


La altitud ganada me devuelve unas vistas soberbias. Hay algunos nubarrones que no terminan de irse pero voy tranquilo.


Casi me encuentro en la cima de Bilgosa cuando la pendiente se tranquiliza un poco y me permite coronar con un ritmo más sosegado, disfrutando mucho más del momento. No tengo idea de hacer nada más en la tarde de hoy y me regodeo en los últimos metros de subida.


Corono Bilgosa con la sierra de Behorlegi enfrente, siendo un estupendo mirador de Ahuski, subida que tengo previsto hacer mañana. Casi me da pena bajar de aquí.


Pero hay que bajar. De Lekunberri a Donibane Garazi me quedan diez kilómetros llanos disfrutando de la tarde.


Una vez en Saint Jean, decido subir a la Ciudadela. No llega a un kilómetro al 5% rodeando la muralla hasta llegar al colegio que hay en la cima.


Únicamente hay dos curvas y, además, están perfectamente señalizadas con letreros que te llevan al final de la carretera asfaltada.


Arriba no sé si bajar por donde he subido o hacerlo por el adoquín, cruzando los muros. Hay una señal en la base que prohíbe que se ande en bicicleta por este camino pero no hay problema si lo hago andando.


Este lugar es una maravilla, al igual que toda la localidad, una de las más bellas que conozco. Hay muchos turistas y me cuesta mucho tomar una fotografía limpia.


Tranquilamente, voy bajando por los adoquines, mezclado con los numerosos peregrinos que van llegando para iniciar su Camino.


Bajando por la calle Ciudadela, los albergues cuelgan carteles de completo y llego al puente con muchísima gente por la calle.


La etapa ha sido corta pero muy fructífera. Iparralde es una zona que tengo muy trillada y me faltaban dos cocos que he podido tachar. Mañana más.

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4 Comentarios

  1. Vaya, y yo que pensaba que tras mi reciente conquista de Bostmendieta ya tenía todo el Iparralde "tachado"...
    Bueno, en el fondo, es una alegría saber que aún me quedan cosas nuevas al lado de mi casa.
    Un saludo.

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    1. Disculpa, Samuel. Si no es por el comentario de Gorgonio, se me habría traspapelado el tuyo.
      Estoy preparando una entrada con todos los puertos de Iparralde, a modo de recopilatorio. Es una zona que tiene tanto y tan bueno en poco espacio que merece la pena ordenarlo un poco.

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  2. El viejo truco de la gravilla suelta. Confiesa que ibas petao, truhán. Menudo pepino, el primer puerto.

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    1. Petao iba, sí, pero es que está muy levantado el asfalto en la zona más jodida. Ya no estoy para hacer excesos, jejeje

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