XXXVII. Marcha Goizale

Otro año más estoy en Gernika para participar en la Marcha Goizale. Con este ya van cuatro seguidos y es que esta marcha me gusta especialmente. Tiene una distancia comedida para pasar la mañana del domingo y suelen cambiar el recorrido cada año, con lo cual descubro nuevos parajes de la zona. Una buena organización, además de la gratuidad de la inscripción, la convierten en un fijo del calendario.

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XXXVII. Marcha Goizale Gernika 21 km 825 m+ IR

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Salimos a las 09:00 de la mañana de la casa club, algo más tarde que otras veces porque el recorrido también será algo más corto. Seguimos, como siempre, al tipo que abre la marcha hasta llegar a las afueras, donde las marcas se suceden y ya se puede seguir en solitario. 


Esta vez tiramos para el este, cruzando las vías del tren rumbo al Burgoa. Pasamos por las naves industriales y llegamos hasta la carretera de circunvalación de Lekeitio.


Al cruzar el río Oka, se pone a correr un chico y decido seguir yo también. Da un poco de cosa ser el primero en arrancar en este tipo de marchas.


Voy entretenido con el tema de las fotos y, como llevo una referencia por delante, dejo de buscar las marcas. Hasta que veo que no las hay y eso me extraña porque en esta organización las ponen cada muy poca distancia y es casi imposible perderlas.


La ausencia de marcas me mosquea y acelero para pillar al chico de delante y preguntarle si está seguro de que es por ahí, algo que desconoce y le digo que será mejor volver hacia atrás. En efecto, en el desvío de unos metros atrás nos hemos colado y toca hacer fila india en las primeras rampas del Burgoa.


El Burgoa es un pequeño montículo de menos de 200m de altitud y lo hacemos enseguida. El descenso nos lleva a Loiola, en plena carretera de Munitibar.


Cruzo las casas de Loiola ya en solitario desde hace bastante rato. No he dejado de trotar y voy encontrando a gente que ha salido antes. En la fuente que hay junto a las escuelas, echo un trago de agua fresca.


Empieza la subida fuerte del día, buscando la cima del Arrola. El inicio es por asfalto hasta conectar con una pista y sendero que se van alternando. Los tramos son tan cortos y variados que resultan muy entretenidos.


El día está muy tristón pero la temperatura es muy buena, perfecta para andar por el monte. Me llega a caer alguna gota pero no se esperan lluvias hasta la tarde.


Hay algún repecho fuerte en la parte final de la ascensión y me planto en los últimos metros disfrutando de la vistas que ofrece esta cima del duranguesado, con Oiz en primer plano y todo el macizo de Urkiola detrás.


La cima cuenta con unas ruinas que no se muy bien de qué fecha datan. Hablan del s.III a.c. pero vete tú a saber. Es el llamado castro de Marueleza, un recinto fortificado de tiempos de Mari Castaña.


Apenas me entretengo un par de minutos en el geodésico para descender hacia el avituallamiento. Toda esta zona me suena mucho de la marcha larga de hace un par de años.


Apenas unos metros de bajada y ya tienen el avituallamiento montado. Son las 10:36 y me tomo un vaso de cola, un par de galletitas y me llevo un trozo de plátano para el camino. En el avituallamiento hay un chico que ha llegado delante de mi y andan comentando la dureza de esta primera parte de la ruta, con casi 700m de desnivel positivo en los diez kilómetros que llevamos. Yo hoy me debo encontrar bien porque ni he sido consciente de ello.


Dejamos el avituallamiento y el chico y yo nos ponemos a correr otra vez, yendo juntos ya hasta el final. Al principio charlamos bastante hasta que mi manía de ir haciendo fotos me deja unos metros detrás.


Tener su referencia delante hace que no tenga que buscar marcas, aunque tampoco hace falta porque están cada muy pocos metros. Incluso adelantamos a un grupo que va comprobando que no falta ninguna, encabezando la marcha con cinta de repuesto por si fuera necesaria.


La segunda parte carece de rampas de entidad, acumulando muy poco desnivel. En los once kilómetros de bajada solo subimos unos cien metros entre todos los repechos que nos vamos encontrando.


Gernika ya está a la vista a falta de media docena de kilómetros, en los que solo queda dejarse caer por pista asfaltada en su mayor parte.


La suave pendiente de bajada, unida al asfalto sobre el que pisamos, hacen que el ritmo sea más de carrera que de trote. En nada estamos en las calles de Gernika.


Bordeamos la carretera de Lekeitio y pasamos bajo ella junto al río. Antes de entrar en la urbe, un sendero verde sirve de almohada para las rodillas.


Es domingo y no hay mucho tráfico, lo que me permite ir por el medio de la carretera. Volvemos a cruzar el río Oka, volvemos a cruzar las vías del tren de Bermeo y rumbo a la lonja de Goizale.


Llegamos al final a las 11:37, con tiempo suficiente para llegar a comer a casa. En el sorteo de regalos no me ha tocado nada, como de costumbre, aunque me llevo suficiente premio con haber participado otra vez en esta marcha. ¡Y no será la última!

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2 Comentarios

  1. Aupa, Joseba.
    Un placer tenerte entre nosotros.
    Un saludo
    Gorka

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