VII. Marcha de Artziniega

Tenía muchas ganas de que comenzara la temporada de marchas y, por fin, ya está aquí. Para hoy estoy inscrito en la VII. Marcha montañera de Artziniega. Es una marcha en la que ya he participado en varias ocasiones y en la que también me he rajado en alguna que otra por culpa del mal tiempo. Para hoy dan chuzos de punta pero, aunque ha estado lloviendo toda la noche y desayuno con un fuerte aguacero, saco las ganas de no sé dónde para acercarme a la localidad alavesa.

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VII. Marcha Artziniega Artziniega 22,5 km 1275 m+ IR

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Llego a Artziniega unos veinte minutos antes de las ocho. Está lloviendo y me cuesta bajar del coche pero, al llegar al frontón para recoger la tarjeta de control, para de llover y se despeja bastante.


Pasan dos o tres minutos de las ocho cuando dan la salida y hay un buen número de participantes que se ponen a correr. Cada vez hay más participantes que hacemos corriendo todo lo que se puede.


Empezamos a subir a Peñalba por una pista asfaltada y van apareciendo las primeras imágenes de la sierra Salvada nevada. Es una estampa preciosa que, por sí sola, supone la excusa perfecta para seguir viniendo a las marchas de esta zona.


Se llega a un caserío y dejamos la pista para adentrarnos en otra de tierra donde el barro empieza a hacer acto de presencia.


Por ahora, todo está siendo muy corredero. Hay un tramo descendente con la imagen de las antenas de Peñalba justo enfrente. Sorprendentemente, se empiezan a abrir algunos claros.


La subida se acentúa por una pista de grijo para dar paso a otra herbosa mucho más suave. Esta vertiente de Peñalba es mucho más suave que otras que he hecho en esta misma marcha.


Hay un momento en el que se alcanza el punto más interesante de todo el día, con una imagen del Castro Grande nevado maravillosa. También se puede ver que se acerca un tremendo nubarrón negro.


La última parte de la subida a Peñalba también es muy divertida. Se pone a nevar y alcanzo la cima blanca mientras caen unos buenos copos.


Me firman la tarjeta de control tres valientes que esperan la llegada de los participantes con la nevada encima. Siempre es de agradecer lo de esta gente que, no solo están ahí chupando frío, sino que encima te animan a ti.


La bajada hacia Retes de Tudela es muy rápida, y más cuando se enlaza con la carretera del alto de Ro. Ha dejado de nevar y ya ni siquiera chispea.


En Retes de Tudela está situado el puesto de avituallamiento. Hay latas de cocacola, de acuarius, botellines de agua, fruta variada, pastas, ... Me tomo un gajo de naranja y un trozo de plátano y me cojo un botellín de agua y un phoskitos de chocolate para el camino.


Todavía hay que bajar un poquito más hasta el barrio de Gordeliz para cruzar la carretera del puerto de Angulo y enfilar hacia el Otsati.


Hasta ahora todo han sido pistas muy cómodos pero pasamos a un sendero que transita por bosque, con el arroyo a tope sonando tremendo.


El sol vuelve a salir al enfilar el sendero de subida a la cima del Otsati. Si me lo dicen esta mañana cuando estaba desayunando, no me lo creo.


Para poder hacer cima en el Otsati, abandonamos por un momento la pista para meternos por otro sendero que pasa junto al buzón. Las vistas de Artziniega son muy chulas aunque un poco cerradas por los árboles de esta zona.


Volvemos a la pista para seguir descendiendo hasta Sojoguti. A partir de aquí, el barro va a ser el gran protagonista. Me faltaba esta parte del entrenamiento, poniendo las articulaciones y los ligamentos a trabajar en serio a causa de la inestabilidad de las pisadas.


Se pone a llover justo al llegar a Sojoguti. No es una lluvia nada molesta. Hay un avituallamiento líquido pero no cojo nada porque todavía me queda medio botellín de agua que llevo en la mano desde el avituallamiento de Retes de Tudela.


Es la última subida pero no se me hace nada dura. Creo que estoy bastante en forma para ser la primera marcha del año. El único problema está siendo el barro que te hace dar dos pasos para delante mientras resbalas uno para atrás.


Corono el Pico La Cruz con un bonito resol. La pena de esta cima es que no es una cima completa, sino un pequeño paso con las vistas bastante cerradas.


Empezamos a bajar y llega el momento que tiene que haber en todas las marchas. Siempre tiene que haber una zona complicada que hace que el final no sea plácido. En esta ocasión se trata del barro que impide frenar en la bajada.


Por delante llevo a un chico que no sé cómo lo hace pero desaparece de mi vista mientras yo voy pisando huevos. Por detrás llevo a otro al que dejo pasar diciéndole que me va a llevar un buen rato. Menos mal que me la olía y me he traído un bastón porque a puntito estoy de pegarme una buena culada.


Apenas son tres kilómetros de bajada pero con mucho cuidado porque las pistas están muy embarradas, tanto que no me atrevo a sacar la cámara del bolsillo por si me caigo con ella y la dejo inservible.


Llego a Artziniega con una riada espectacular que salvamos por un pequeño puente de piedra. De todas las veces que he hecho esta marcha, creo que es la primera vez que entro en Artziniega por esta pista.


Termino los 22,5km a las 11:14 y me acerco a la zona de avituallamiento que bien se podría llamar de comida. Por el módico precio de 0€, esta marcha te pone la inscripción y dos de los avituallamientos más guapos que conozco. En este del final, hay un par de tipos asando en la parrilla morcillas, salchichas y lomo para ofrecer unos pinchos cojonudos, a los que se puede añadir fruta, pastas y bebidas de todo tipo. ¿Se puede pedir más? Es una marcha magnífica.

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