Hoy hace ya una semana desde el último día que salí a correr. Una vez abandonada la preparación del maratón, he retomado la práctica de la bicicleta y las zapas están quedando un poco apartadas. Aún así, no quiero dejarlo y espero seguir corriendo varios días a la semana. Repasando los datos, ya llevo casi dos mil kilómetros este año y me voy a quedar a poco de superarlos.
El caso es que salgo a trotar justo después de que salga Yaiza por la puerta. No suelo coincidir con ella pero esta vez compartimos gran parte del recorrido por la orilla de la playa, disfrutando del sonido de las olas y viendo cómo se manejan los chavales de la escuela de surf. Nos dan un poco de envidia pero yo ya estoy metido en demasiadas batallas como para ponerme a eso. Tras dejarla a ella, completo ocho kilómetros muy suaves y muy relajados. Correr en Plentzia es como salir a dar un paseo, cosa que también hacemos Amaia y yo casi todos los días por espacio de, más o menos, una hora.
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